domingo, 21 de abril de 2013

10 de abril de 2013, MALPAÍS DE LA RASCA (NÚMERO EXTRAORDINARIO)

Nota del editor. Esta publicación, a pesar de su creciente y no del todo comprensible difusión internacional, se podía considerar apenas como un remedo de prensa hebdomadaria muy local y restringida a las excursiones del grupo. Pero uno  de los mierconistas ha enviado una crónica de un paseo suyo por otras latitudes con el ruego de su publicación. El mismo día en que el grupo principal caminaba por los alrededores de Navarredonda en Madrid, Salva lo hacía, acompañado de Edy, por un "malpaís" en Tenerife. He aquí su crónica y sus fotografías, que inauguran, bien que bajo el formato de número extra, la época de los corresponsales o enviados especiales. Ni que decir tiene que el todavía ausente Rodrigo o cualquier otro mierconista que lo desee puede optar a la publicación de sus crónicas bajo esta modalidad.


Tengo grabada a fuego en mi alma “mierconista” la necesidad de ir al monte los miércoles. Por ello, aunque estoy con Edy en el Sur de Tenerife me dispongo a realizar con ella una modesta hazaña montañera… al nivel del mar. A las 9 a.m. pedimos en la recepción del hotel un taxi de confianza. En menos de 5 minutos lo tenemos allí.

- Queremos ir a la Urbanización Pal Mar…
- ¿Al lado del Malpaís (1) de la Rasca?
-  Justo.

En diez minutos llegamos allí. 14 euros. El taxista nos deja junto a una especie de torre redonda de aspecto medieval pero construida hace pocos años. Estamos en la orillita del mar. Bueno, del Océano Atlántico. Frente a nosotros un terreno amplio, despejado, cubierto de rocas marrón rojizo y con abundantes matorrales de cardones y tabaibas (2). A las 9 y media comenzamos a caminar.

Esto es una gozada: el Atlántico a nuestra derecha rompiendo sus olas contra la vieja lava oscura. El sol brilla en lo alto y, a nuestra izquierda un desierto hermoso y diferente. Para rizar el rizo, una suave brisa nos acaricia el rostro. Allí lejos, el Todopoderoso Teide nos vigila con displicencia.

El Malpaís de la Rasca. En primer plano, 
un grupo de cardones y, al fondo, el Teide

En aproximadamente una hora llegamos al Faro de la Rasca. Es el punto más meridional de Tenerife. Contemplamos el viejo faro que consistía en una casa cuadrada para el farero y su familia coronada por una cupulilla de cristal y el nuevo, una torre de hormigón pintada a franjas blancas y rojas cuajadita de antenas. Una de ellas, suponemos que de radar, gira incansablemente vigilando el horizonte.

Tierra adentro se alza un antiguo volcán denominado con el poco elegante nombre de Montaña Gorda. Alza su cumbre a nada menos que 153 metros sobre el nivel del mar ¿en Alicante?. Deseamos subirlo pero no vemos ninguna ruta que nos permita trepar por sus laderas. Llegan con dos veteranos montañeros aborígenes y les preguntamos como “hacer cumbre”.

- Sigan ustedes esta carretera hasta que lleguen a unas casas medio en ruinas y, desde allí, a la izquierda, por dentro del cráter.
- Muchas gracias.
Cardones y tabaibas en primer plano 
y detrás nuestro objetivo: la Montaña Gorda.

La ruta sigue una carretera asfaltada y muy deteriorada que seguramente se trazó para construir el antiguo faro y luego se aprovechó para levantar el nuevo. Hoy en día está cerrada al tráfico pues el Malpaís de la Rasca es un Parque Natural. Caminamos por ella durante algo menos de una hora y llegamos a una serie de edificios abandonados. Por lo que vemos, aquí hubo hasta hace no mucho una cantera que extraía la ligera y fácil de trabajar roca volcánica del cono de la Montaña Gorda. Detrás de unos barracones que alojarían a los trabajadores de la cantera, sale un sendero que se interna en los más íntimos recovecos del volcán. Produce una curiosa sensación el saber que estamos “dentro del cráter” y que como se le ocurra soltar un taponazo… Afortunadamente, nuestros pasos no despiertan al gigante dormido.

Entrando en el cráter del volcán. Se vislumbra 
el camino de subida al borde superior del cráter
Un sendero ancho y cómodo asciende en espiral por el interior del cráter hasta el borde del mismo. En pocos minutos coronamos. ¡Qué vista! El Teide se ha cubierto de nubes pero vemos los Altos de Guaza, la Caldera del Rey y no menos de veinte o treinta conos volcánicos de diferentes tamaños y hechuras (3). 
La cumbre: 153 metros sobre el nivel del mar.

Alcanzamos la cumbre como en éxtasis. Me permito abrazar y besar a Edy algo que no puedo hacer con vosotros cuando voy con los mierconistas por el Guadarrama. Estudiamos la ruta de regreso. Podemos llegar a la Urbanización Pal Mar sin necesidad de volver al Faro de la Rasca. Regresamos a los barracones abandonados que aquí, ignoro el por qué, llaman los Bebederos. ¡Qué tajos le han dado al pobre volcán! Menos mal que ya no podrán seguir robándole su propio cuerpo.

En unos 40 minutos hemos llegado no al punto de partida sino un poco más arriba. Llamamos al taxista y viene a recogernos. Mientras, hacemos algunos estiramientos. Una vez en el hotel (otros 14 euros más 2 de propina por su celeridad en ir a buscarnos) damos fin a nuestra pequeña aventura.

Edy sentada sobre un “bomba volcánica”. Con
frecuencia se las denomina “huevos de volcán”.
Braulio: te la recomiendo. Creo que sin detenerse cada dos minutos a hacer fotos y a un paso un poco más vivo que el nuestro, el itinerario puede completarse en algo más de tres horas. Nosotros hemos tardado cuatro (de marcha efectiva). Desnivel: 153 m.

Termino ya. Solo quería que supierais que ese miércoles 10 de abril pasado estabais conmigo en el Malpaís de la Rasca.




Notas al pie
(1)    Malpaís es un término típicamente canario que describe una zona baldía que antaño quedó cubierta por la lava de alguna erupción.
(2)    Los cardones son unos cactus que pueden alcanzar hasta los tres metros de altura, gruesos como un antebrazo y de sección pentagonal o exagonal. En las aristas muestran pequeñas espinas curvas.  Tienen forma “candelabriforme” y se agrupan en macizos, algunos de hasta 100 metros cuadrados. Es la planta canaria por antonomasia junto con el drago. Las tabaibas son un arbusto de grueso tronco gris claro. Su savia es pegajosa y venenosa. Los guanches la echaban al mar para que los peces se atontaran y pudieran recogerlos sin mayor trabajo.
(3)    En Tenerife se han contabilizado unos 210 conos volcánicos. La última erupción tuvo lugar en 1909. En el 2004 se registraron más de 600 temblores en la zona del Pico Viejo, vecino del Teide. La ONU ha declarado al Teide y el Pico Viejo como una de las diez zonas volcánicas más peligrosas del planeta. No es broma.

2 comentarios:

  1. Salva,
    ¿Sugieres que a partir de ahora nos besemos al coronar un pico? ¿Cualquier pico? ¡Bueno, bueno ...!
    Rodrigo

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  2. Yo solo beso a mi Edy, que quede claro...
    Salva

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