lunes, 19 de octubre de 2020

14 de octubre de 2020, PEÑA BLANCA Y EL PARDO

Este grupo, habitualmente compacto como una piña, tuvo que escindirse en dos a causa de las restricciones a la movilidad. 

Uno de los grupos resultantes se paseó por Peña Blanca, esta soberbia mole rocosa fotografiada por Ignacio.

Y aquí, los datos resumen de la marcha, también proporcionados por Ignacio.




El segundo grupo eligió el monte de El Pardo. Al editor de este cuaderno ha llegado el siguiente trazado de su recorrido, de la mano de José Luis H.:

viernes, 9 de octubre de 2020

7 de octubre de 2020, PINAR DE CASASOLA

Este miércoles hubo diversas bajas principalmente causadas por las restricciones a la movilidad. José Luis H. hizo la convocatoria pero luego tuvo que ausentarse. Y según las anotaciones en este cuaderno de bitácora asistieron Braulio, Gonzalo, Ignacio, Marc y Rodrigo. Este último distribuyó chocolate. No se ha podido conseguir otra información que la que Ignacio aportó y que figura debajo de estas líneas.



martes, 6 de octubre de 2020

30 de septiembre de 2020, SIETE PICOS

Peñalara, la Mujer Muerta, la Maliciosa, Siete Picos, el Montón de Trigo, la Najarra, Valdemartín, La Bola del Mundo, Mondalindo, Los Claveles, el Nevero, Bailanderos... y alguno más son los dosmiles del Guadarrama que conforme pasan los años -los nuestros- van aumentando su altura. Este miércoles de final de septiembre ofrece un tiempo propicio para hacer cumbre -o casi- en cinco de ellos: los últimos cinco de los Siete Picos; desde los 2.138 m. del séptimo hasta los 2.091 del tercero, aproximadamente. A la convocatoria hemos acudido 12 de los amigos de esta peña: Antonio, Aurelio, Braulio, Gonzalo, Ignacio, Joaquín, José Luis H., Pedro, Rafa, Rodrigo, Salva y este cronista. Eso es motivo más que suficiente para alegrarse en los tiempos que corren.

Antes de las 10:30 de la mañana ya estábamos andando. Las cafeterías del puerto estaban cerradas, de manera que el comienzo del paseo no se retrasó, ¡lástima de churros!.

10:29 En el cerro del Telégrafo, el tramo de la pista de esquí está acotado y hay que subir por un sendero de fuerte pendiente, mayor incluso hacia el final.
Por su orden, -el de nuestra marcha- el alto del Telégrafo da paso a un recorrido llano en el que se dejan a la izquierda las rocas que sirven de monumento de la Virgen de las Nieves y abierto a la vista panorámica hacia el norte, con el que antiguamente se llamaba "chalet de aviación" o "los Cogorros" destacando entre la gran masa del pinar. Luego, un pequeño collado, en el que hay un hito de piedra del XVIII del antiguo camino de Segovia, y el ascenso, siempre fatigoso, al séptimo de los picos, entre pinos y rocas, por un sendero de trazado muy irregular que apenas contiene un solo tramo recto.

10:56 La residencia de "Los Cogorros", con Peñalara a la derecha y la llanura segoviana a la izquierda.

10:59 Alguien ajeno a nuestro grupo ha subido hasta la pequeña imagen de la Virgen de las Nieves mientras Ignacio -casi solamente visible por sus bastones, muy a la izquierda- busca un ángulo propicio para la fotografía.

Mucho cuesta en el día de hoy remontar esa ladera de apenas 200 m. de desnivel. A poca distancia de la cumbre del séptimo pico, con algunos del grupo unas docenas de metros por delante, Salva, que casi estrena la temporada y hasta aquí todo ánimos, se ve obligado a tomarse un respiro. Prudentemente, antes de entrar en los vericuetos rocosos que siguen, decide abandonar el paseo y dar por bueno el ensayo, que tiempo habrá. Antonio y Braulio se le unen para asegurar un regreso sin contratiempos. Los 9 restantes aprovechamos la pausa para el piscolabis.

12:32 Salva, Antonio y Braulio antes de emprender el camino de vuelta.
Troncos añosos, en su sitio aún

Recorrer los siete picos, aunque se eviten los dientes de sierra de su cresta, es un ejercicio parecido a una pista de obstáculos, como en el juego infantil en el que hay que seguir al primero. La torre rocosa del séptimo siempre invita a esa pequeña trepada que hay que hacer para tocar la columna instalada en el vértice geodésico. Hoy la dejamos a un lado, disgustados por la retirada de Salva y los que le acompañan y con ganas de enfrentarnos cuanto antes a la travesía.

12:40 Ignacio fotografía el torreón de roca del Somontano, 2.138 m.

12:51 Hay que atajar para volver a unirse a la "cordada", que ha dado un pequeño rodeo.

13:00 Entre el sexto y el quinto no hay otro remedio que solventar, cada uno a su gusto, un estrecho paso entre rocas.

13:27 Con el tercer pico a la espalda se comienza el descenso hacia Collado Ventoso.

Esta travesía de Siete Picos es para hacerla despacio. Hay espléndidos y vertiginosos miradores, formaciones de rocas en imposible equilibrio. Más allá del segundo pico, pinos de tronco retorcido y ramas torturadas por décadas de ventisca y heladas. Si no hay prisas, se puede volver por la senda de los Alevines y la senda Herreros: "guadarramismo" en estado puro. Hoy el plan es otro: una bajada muy directa hasta Collado Ventoso, con pasos de piedra suelta en muchos tramos y raíces transversales en las que es muy fácil tropezar; trayecto en el que poner atención al paso. Pero la meta del collado es promesa de descanso en llano, alfombra de hierba y tendido de sol o de sombra, a elección, para la faena del bocadillo y el muriel y el chocolate.

13:44 A mitad de camino en la incómoda bajada al collado.

En el amplio espacio del collado, grupos de paseantes dispersos aquí y allá, al tibio sol de este inicio de otoño. Los mejores asientos en roca están ocupados, alguno hasta por familias con bebés, pero no tenemos que esforzarnos mucho para dar con buen asiento sobre hierba y pinocha donde tramitar el almuerzo.

14:20 Habría que estirar mucho más la foto para abarcar a todos. Las anchuras del collado invitan a mantener las distancias, como se lleva en estos tiempos.

14:46 Una amable chavala que nos ha visto organizar el posado se ofrece para hacer la foto en la que, excepcionalmente, aparece el grupo al completo.

14:48 El cronista siempre se extraña de las prisas que se dan sus amigos para reanudar la marcha después del almuerzo. Hoy ni siquiera permiten a Ignacio su habitual reposo en horizontal, tan castizo.

El Camino Schmid es, de verdad,  "un clásico", y no como esos de ayer mismo que surgen cada poco en las conversaciones de hoy en día. Clásico por su antigüedad y clásico por ser referencia obligada en los paseos por la sierra. Dicen que lo acabó de amojonar en 1926 un austriaco o alemán o suizo que fue guarda de albergue y uno de los primeros socios del Peñalara. Como será del agrado de José Luis y de Ignacio y Pedro y Rodrigo, transcribo esta reseña de la wikipedia: “[…] quienes enseñaron el campo a los madrileños fueron primero los obreros gallegos y asturianos y después los alemanes […]”. Pío Baroja, en El Sentimiento del Campo. Pues bien, el Schmid, que viene del puerto de la Fuenfría, es el que seguimos para volver al punto de partida. Anoto que se hizo largo y que casi ninguno lo recordábamos con tanto repecho y tanta bajada y tanta piedra y tanta raíz traicionera. Pero la tarde estaba preciosa y nada nos apremiaba, de manera que hubo tiempo incluso para tomarse un pequeño descanso.

15:42 Prueba evidente de que el reposo de la comida se quedó corto es el descanso que nos tomamos a mitad del Schmid, más o menos.
En homenaje al Camino Schmid

Y esto fue todo, muy esquemáticamente contado. El cronista hace votos por el pronto y completo restablecimiento de Salva y por que se presente a no mucho tardar la ocasión para todos de volver aquí y dejarse llevar sin prisas por entre los dientes de la cresta dorsal del dragón. (Nota: también se conoció Siete Picos como la Sierra del Dragón).

10 km., 470 m. de desnivel y 4 horas de marcha sin paradas