lunes, 27 de diciembre de 2021

15 de diciembre de 2021, AZUD DEL MESTO

José María se estrena en la planificación de uno de estos miércoles con una ruta asequible, no vaya a ser que se encrespe el oleaje. Con la salida de hoy, se da por finalizado el primer trimestre del curso, a las puertas de la Navidad y del nuevo año que, obligatoriamente -porque esa es la vocación de todo año que comienza- deberá tratar de mejorar el balance de este 2021. Lo tiene fácil.

Sin cafés por los alrededores y casi sin un sitio cercano para aparcar los coches, quedamos a las 10:30 en San Agustín de Guadalix, en un espacio abierto, entre el parque lineal del Guadalix y el polígono industrial El Raso.

10:41 Contando con las sombras, 8 son los paseantes de hoy.

La mañana está fresca, con el cielo completamente despejado y el viento en calma. Buenas condiciones para caminar; no tanto las del río Guadalix en este primer tramo de nuestro paseo: ¿abandono?, ¿falta de respeto de los visitantes?. Un grafiti, o vulgar pintada como antes más propiamente se decía, en los aledaños del polígono, insulta a los domingueros por su descuido, pero nada se dice de los mierconistas. Nosotros, hay que decirlo, no dejamos de nuestro paso ni la más mínima huella. Al contrario, son más bien estos paseos de los miércoles lo que dejan huella en nosotros.  

Por la Colada de las Huelgas del Guadalix

Un buen recorrido de pista y sendero por la orilla del río hasta un amplio pontón que lo cruza antes de llegar a la Cascada del Hervidero. Recorremos el pontón y curioseamos por los alrededores. Estamos sobre el Canal del Atazar, suministro de agua a Madrid, a donde entra por la Plaza de Castilla, tal como hace unos años, antes de tanta circunvalación y radial, hacían todos los que venían de Burgos, aguas y viajeros.

11:20 El pontón del Canal del Atazar

El recorrido de hoy parecía llano sobre el mapa, pero la geografía del Guadalix y el ingenio del Canal de YII lo hacen entretenido, con subidas y bajadas, escaleras, sifones y repartidores, no digamos nada del Azud. El grupo se aprovecha de las instalaciones con parecido entusiasmo al de los niños en un parque y ya puede entender el lector que exagero.

11:30 En la fachada de la almenara en ruinas, una fecha: 1857

De entre los diversos "entretenimientos" próximos al pontón, la visita a la cascada del Hervidero con su aventurada escalera suscita entre los miembros de la expedición de hoy de un interés más bien descriptible. Solamente los Pacos se dejan tentar por la atracción y bajan con tiento la escalera hasta esa sombría, un poco misteriosa laguna que aparece mencionada en algunos mapas y referencias como "charco del Hervidero". Nosotros dos con fotografiar el sitio tenemos bastante y enseguida recuperamos la altura del grupo para seguir camino.

11:41 Paco A. remontando la aventurada escalera, con el acueducto del Atazar detrás 

Para volver a la pista del canal que nos llevará hasta el Azud hay que superar un repecho de piedras sueltas y fuerte pendiente. Pocos metros pero suficientes para que alguno ponga en duda la precisión de las descripciones de la ruta y las cifras que habitualmente acompañan a la convocatoria. Habrá que hacer en adelante, para no confundir, como el emperador chino de Borges que mandó trazar un mapa de su territorio a escala 1:1, es decir, con todo detalle.

11:55 Lo que no se contaba en la convocatoria

De nuevo sobre terreno firme y buena pista, siguiendo la traza del antiguo canal, llega la hora del piscolabis. En el descansillo de una de esas casetas de registro o respiraderos del canal, tan bien construidas y tan mal decoradas por la mano del grafitero de turno, tomamos asiento, almendras y plátano.

12:05 Mal fondo para un buen asiento y un buen piscolabis 

La pista sigue en paralelo al río, horizontal, estrecha, muy bien trazada. Su recorrido está salpicado de construcciones sólidas y discretas al servicio del canal. Silencio, aire fresco, rumor de agua. Llegamos al Azud a la 1 y cuarto de la tarde. La cancela blanca está cerrada y asegurada con un candado, de manera que no podemos entrar y disfrutar de esa pieza singular de la arquitectura del agua, jubilada como nosotros, y de la vista del pequeño embalse que hay más arriba. Con Gonzalo y Salva explorando los alrededores, el resto posamos para la foto de grupo.


Todavía es pronto para el almuerzo y no hay mucho más que hacer aquí; si acaso, darse la vuelta y volver por donde hemos venido. Ahora empieza a dar el sol en el camino y se disfruta de nuevas perspectivas, que no son las mismas de antes porque los miembros de este grupo nunca vuelven la vista atrás mientras caminan. Llegada la hora, a partir de las 2 de la tarde, no hay más que buscar un  buen acomodo en la propia pista, de la que resulta difícil salirse, para comer.



Al cronista le debió parecer ocioso dejar testimonio gráfico del almuerzo, pero garantiza que haberlo, hubo, con el asiento de unas piedras al borde del camino y en la vecindad de uno de los respiradores que lo jalonan. 

A la vuelta, en un tramo de la pista por el que no habíamos pasado antes, un cartel informa sobre la ruta 3 del Azud del Mesto. El del bote de pintura ya citado antes vuelve a hacer de las suyas en la casilla y en el panel informativo. 

15:00 Abandonando el trazado del antiguo canal

Al llegar al nivel del Guadalix, se pasa a la margen derecha del río por un hermoso puente y, en vez de seguir por la pista, los Pacos deciden probar un breve atajo entre la maleza. No ganan nada pero añaden una breve línea roja al mapa de la ruta y algún arañazo de zarza a su piel.

15:49 Nuevamente, en las Huelgas del Guadalix
16:10 El grupo, disperso en este último tramo, se reúne
16:20 Últimos pasos, con el puente de la avenida de Madrid sobre el río y edificios del polígono al fondo

No hemos quedado conformes con la ausencia de cafés esta mañana y decidimos probar suerte con los de la tarde. Hay que mover los coches y llegar hasta las primeras casas del pueblo para encontrar un bar abierto. Se logra aparcar y dar con una buena terraza donde sentarse y hacer balance de la jornada.

16:54 En una terraza a la entrada del pueblo

José María recibe los parabienes de todos por la propuesta de esta ruta que clausura el año: cómoda, divertida, con su toque de cultura hidrológica, en un día de buena temperatura y sol de invierno a la medida. Del dichoso aparcamiento, desaliño del Guadalix y grafitis a gogó otros son los responsables.

13 km. de longitud y 101 m. de desnivel

domingo, 31 de octubre de 2021

27 de octubre de 2021, BUITRERAS DE CASTROSERNA O LA RUTA 90 DE JOSÉ LUIS DE A.

Hoy la ruta de andar ha sido corta en kilómetros. Muy corta comparada con la ruta de José Luis de A. que celebramos. Dice Ignacio que los americanos presumen de la ruta 93, pero que como, de momento, nuestro gran amigo José Luis va por la ruta 90, en tres añitos presumiremos con él como los yankees. Este cronista vuelve al género epistolar para felicitar a José Luis y desearle, en su nombre y en el de todos los miembros de esta cuadrilla, una vez más, toda clase de venturas (y de aventuras) en la ruta de los 90 que ahora inicia.

"Estar metido en una aventura es estar metido en ambientes incómodos; haber nacido en esta tierra es haber nacido en un ambiente incómodo y, por lo tanto, haber nacido en una aventura." G. K. Chesterton

Querido José Luis:

Además de la 93 que menciona Ignacio, los americanos también tienen -tienen de todo- la U.S. Route 90, que empieza en Texas y llega hasta Florida. En Uruguay, la ruta 90 atraviesa el departamento de Paysandú de oeste a este. En Colombia, están para acabarla pero no les da el presupuesto o no les da la vida. Hay una GR 90 más cercana, de andar sin coches: el Sendero Ibérico zaragozano. Y hay varias más: líneas de autobús urbano en diversas ciudades, y grupos de rockeros y moteros con ese título. Y alguna empresa que se ha puesto como nombre Ruta 90. 

La ruta 90 que hoy te has echado a las espaldas es más bonita que cualquiera de ellas, sin duda. Y tiene, incomparablemente, más de aventura que cualquiera de ellas. Y más aurelios y más antonios y más ibp's. Que sea en hora buena, José Luis.

Para celebrarla contigo y llegar con apetito a la pitanza hemos quedado en esta mañana soleada de otoño en el segoviano Castroserna de Abajo, donde el río de San Juan ha labrado un buen tajo por el que caminar. El San Juan nace en las alturas de la sierra encima de la Acebeda pero se va hacia tierras de Castilla, él sabrá por qué. Así, el rio San Juan algo tiene que ver contigo.

11:16 En Castroserna, disponiendo macutos y cartografía. En la fachada del fondo, una muestra de decoración con estarcido tan frecuente en estas tierras.

Somos muchos hoy y más que seremos durante la comida alrededor tuyo. Con el ánimo bien dispuesto no hay más que ponerse a caminar, un paso detrás de otro, pasando por un puente sobre el San Juan y dejando atrás las casas del pueblo y algún cobertizo de los que, dentro de poco, solamente se podrán ver en museos.


El camino sigue el curso del rio hacia abajo, sin mucha anécdota a no ser por los altos escarpes donde algún buitre, mimetizado sobre la pared rojiza, apenas se deja ver en la boca de una cueva antes de emprender perezosamente el vuelo. 

11:45 Cuenta, José Luis. Hasta 13, si añades al fotógrafo, los presentes hoy en el paseo

Hacia la ermita de la Virgen de los Remedios como meta y con tiempo holgado por delante, el grupo puede elegir el ritmo del paso y la frecuencia de las paradas. El cronista se distrae del grupo para mirar de cerca una de las numerosas balmas (nombre técnico que se le da a ese tipo de cuevas) excavadas en la pared. 

Refugio de pastores o ermitaños, quizá vivienda en algún momento. Los buitres y otras alimañas las prefieren más en lo alto.

En la ermita de la Virgen de los Remedios, el ritual del piscolabis que este grupo, como sabes, no perdona ni siquiera ante la expectativa de un buen yantar. Anteayer, 25 de octubre, se celebró aquí una romería muy concurrida en honor de San Frutos. La que hoy celebramos, menos numerosa pero igualmente apretada, te tiene a tí como protagonista, José Luis, aunque lejos de mi intención, al menos de momento, elevarte a los altares. Baste por ahora con elevarte a la categoría de decano de esta peña de tus amigos o, si prefieres, de duque de la Acebeda como creo recordar hizo Salva ya hace tiempo.

12:18 Buen asiento fuera de la sombra de la ermita, que este sol de otoño se agradece.

Desde el piscolabis, apenas prolongamos el paseo por las hoces del San Juan unos cientos de metros antes de volver sobre nuestros pasos. Tiempo suficiente para que alguna otra pareja de buitres se exhiba fugazmente ante la cámara de Ignacio.

13:01 Unos mansos pollinos que quizá ignoren aquello de Fray Luis aunque lo practiquen: qué descansada vida la que huye del mundanal ruido... 
13:06 Entrando en Castroserna, apenas dos horas de paseo y de conversaciones
13:08 Puente ilustrado sobre el San Juan

Puntualmente, nos reunimos alrededor tuyo en el restaurante de Cerezo donde se han reservado los asientos a borde manteles, hoy, éstos, de verdad. Separados, eso sí, en tres mesas, que dicen que la ciencia, y sobre todo los que la interpretan, tiene la última palabra. Han llegado los que faltaban y se completa el grupo, a saber: Antonio, Aurelio, Braulio, Gonzalo, Ignacio, Joaquín, José Luis H., José María, Marc, Pedro, Rafa, Rodrigo, Salva. Y Manolo R., que se adhiere; y este cronista. A Paco A. esto le queda demasiado lejos pero se suma desde el mediterráneo. Menú del día prudente, bien servido y no entro en detalles que no hay por qué dar tres cuartos al pregonero. Manteles limpios y nivel de ruido aceptable para las conversaciones y los discursos.


A los postres, el brindis con una copa de "cava" del Gaiteru, que se ve que aquí hay mucho asturiano de nacencia y de adopción y que el resto no le hace ascos al espumoso, ¡faltaría más!.


Y salen de debajo de las mesas y se te ofrecen unos recuerdos: de colgar en paredes, de ponerse, de consumir poquito a poco o como tú quieras, José Luis, de rumiar despacio. El tarjetón de la mano de Antonio, con montañas con las que seguir soñando; el dibujo de Salva que te representa conquistador de alta cima, tal como es; la semblanza bien dicha y sentida de Manolo; los sabrosos caldos de Aurelio; el moderno chapeo calentito de ponerse a los 90 por montera. 


Apenas una raya en un mapa, apenas 4 kilómetros y pico de distancia, sin desniveles, sin subidas y bajadas... sin aventura. Pero hemos celebrado la tuya y eso es lo que importa. Con un abrazo grande de parte de todos.


lunes, 11 de octubre de 2021

6 de octubre de 2021, MARIPOSA ISABELINA DESDE PEGUERINOS

Antonio califica esta crónica de su mano como cohombro (hortaliza semejante al pepino, cuyo fruto es largo y torcido). Modesto Antonio, te corrijo. Ni hortaliza, ni larga ni torcida: más bien sencilla y limpia narración de este día que el cronista acostumbrado se perdió. Gracias por las letras y por las fotos que ilustran y que caerán donde buenamente encuentren su sitio.

Los textos en cursiva son del editor

Salimos este miércoles en busca de la mariposa "graellsia isabellae", o así parecía deducirse de la convocatoria de Ignacio. En realidad, lo que nosotros pretendíamos más exactamente era hacer una excursión de miércoles, que comenzaba en Peguerinos, seguía por la Casa de la Cueva donde se dejaba un par de coches, y desde allí y aprovechando la oportunidad mientras caminábamos, quizá toparnos con la dichosa mariposa a la que pocos han tenido el placer de encontrar en persona después del maestro Graells, pero que se puede admirar labrada en piedra monumental.

El punto de cita, a las 10:15 de la mañana, un bar llamado el Risco del Aguila, situado en la entrada de Peguerinos. Allí nos reunimos los componentes del grupo de hoy, 7 mierconistas, a saber: Gonzalo, José Luis, Rafa, Braulio, Juan Ignacio, Aurelio, y yo mismo. Todavía es necesario antes de ponerse las botas recorrer alrededor de cinco kilómetros por carretera hasta el albergue Casa de la Cueva, de manera que nos agrupamos en dos coches y allá que nos vamos.

Donde el albergue Casa de la Cueva

Desde la Casa de la Cueva hasta nuestro primer destino, el refugio de la Naranjera, apenas hay dos kilómetros, que se hacen sin sentir en esta mañana soleada y algo menos que fresca. 

En el refugio de La Naranjera

Qué mejor sitio que un refugio para nuestro piscolabis y qué mejor sitio para darse un garbeo por los alrededores y buscar setas de temporada y, todo pudiera ser, encontrarnos con la mariposa Isabela. Eso hacemos Braulio y el que suscribe mientras los demás se acercan a un punto cercano, un mirador, desde donde se obtiene una magnífica vista del Valle de los Caídos, Cruz incluida cómo no. 


Vistas de malas setas y de buenas vistas y colección de ambas solamente en fotografías, que hay cosas que están bien y que conviene dejarlas donde están. Tiempo ya de emprender de nuevo la marcha hacia el embalse de La Aceña. Ese largo y cómodo trayecto es pródigo en monumentos de piedra. Unos, de piedra natural y sin desbastar, que Ignacio fotografía con esa forma de mirar en grises que tan bien casa con la piedra; otros, de piedra labrada o tallada, homenaje a la mariposa y a su descubridor, un "colón" con "Isabela" como el otro aunque sin carabelas.


Ahítos de piedras, llegó el momento de decidir si queríamos llegar hasta el embalse y luego volver a subir o si nos marchábamos a donde estaban los coches. Ganaron los malos y tuvimos que bajar hasta el embalse de La Aceña. Lo recorrimos como 300 m. (fácil se le debió hacer a nuestro cronista de hoy, porque ese recorrido veo que fue de cerca de 2 km.) bordeando y después nos metimos una subida para llegar a la Casa de la Cueva. Esta última subida fue muy cansada. 


Este editor aprovecha para poner algo de color en el escueto comentario de Antonio. Algo tuvo que tener la subida cuando Ignacio tituló esta excursión "la ruta del ibuprofeno", con las siguientes aclaraciones:

Ibuprofeno, indicaciones:
  • Artritis idiopática juvenil (ESTO SEGURO QUE NO)
  • Artritis reumatoide (ESTO VAYA USTED A SABER)
  • Espondilitis anquilopoyética (ESTO NO LO ENTIENDEN NI ELLOS)
  • Artrosis (ESTO PUEDE SER) 
  • Otros procesos reumáticos agudos o crónicos (ESTO SEGURO QUE NO)
  • Cualquier alteración musculoesquelética y traumática derivada de un exceso de kilómetros recorridos y una subida final que sienta fatal (ESTO, ESTO, SEGURO QUE ES ESTO) 

Y fíjese el lector en el tono nuevamente escueto, casi cortante, con que Antonio remata su crónica

Al final montamos en los dos coches que allí habíamos estacionado y nos volvimos a Peguerinos. Como ya se nos había hecho un poco tarde algunos decidimos volver directamente a casa sin pararnos a tomar café. 

Y digo yo, que me la perdí, que esta excursión, a pesar de ciertos matices, fue un éxito: los paseantes sobrevivieron, las caras de Ignacio y Aurelio en la foto de más arriba muestran clara satisfacción, las setas y la mariposa graellsia permanecen incólumes y Antonio ha mantenido enhiesto y puntual el pabellón de este cuaderno.

13,3 km. y 349 m.

P.S. Hay que mencionar que en la plaza del pueblo, justo enfrente del bar del Risco de la Roca, la Guardia Civil había colocado una pancarta en la que decía que todo el término de Peguerinos era acotado de setas; penalización para los que cogieran setas sin tener licencia.