lunes, 24 de mayo de 2021

19 de mayo de 2021, LAGUNA DE LOS PÁJAROS

José Luis H. nos permite a los ausentes recrear sin fatiga el detalle de esta salida de "alta montaña". ¡Bien por ti, José Luis!, y gracias.


Esta es la crónica de una nueva jornada mierconista caracterizada por dos elementos fundamentales: 1, una llamativa confusión informativa y 2, lo que Ignacio bautizó como “la neverending” ruta de hoy. Ambas circunstancias quedarán explicadas a lo largo de esta crónica.

Dia magnífico para caminar y disfrutar de los parajes únicos que ofrece esta zona del Parque Natural de la Cumbre, Circo y Lagunas de Peñalara. 7 grados de temperatura a la hora de la cita en el aparcamiento del Puerto de Cotos convocados por Rafa. Naturalmente, no podemos dar comienzo a la jornada sin un previo café en la terraza de la Venta Marcelino perfectamente equipada u organizada según las normas del protocolo Covid 19. En esta ocasión estamos: Ignacio, Aurelio, Joaquín, Antonio, Gonzalo, el convocante Rafa y este cronista ocasional.

Poco después de iniciar el camino hacemos la primera parada en el mirador que domina el paisaje del puerto y, al fondo, la estación de esquí y la Bola del Mundo. Aquí nos hacemos la foto de grupo, en la que estamos todos gracias a la ayuda de un amable espontáneo.




Seguimos el camino y, al momento, nos encontramos con la primera sorpresa informativa del día. La intención es tomar el Camino de la Laguna que parte a nuestra derecha hacia el objetivo del día. Hay que aclarar que previo a la convocatoria Rafa se había informado acerca de las limitaciones de acceso debidas a, por un lado, labores de restauración de la zona y, por otro lado, a las medidas propias de la pandemia. Para ello se puso al habla con el personal responsable de las instalaciones que le informó de que no tendríamos problemas al ser un día de semana y además tratarse de un grupo reducido.

Pues bien, nada más llegar al camino nos encontramos con una clara información que impide el paso y obliga a una ruta alternativa que no nos interesa. Las dudas las resuelve el líder apoyándose en la información telefónica recibida y decide que sigamos adelante.


Continuamos pues la ruta por el Camino de la Laguna (PR-15), supuestamente solo de bajada, dejando a nuestra derecha Fuente Cabeiro por un camino bien cuidado y muy agradable rodeado de vegetación.



Poco después encontramos a nuestra derecha el arroyo del Toril. Poco después, a nuestra izquierda Peña los Quesos y más adelante el Cerro del Cuco. Es cerca del mediodía y alcanzamos el Arroyo de la Laguna en cuyas inmediaciones nos paramos para hacer el preceptivo piscolabis y reponer fuerzas para lo que tenemos por delante.



Reanudamos la marcha, ahora sin Gonzalo, hacia nuestro objetivo del día, ni más ni menos que la Laguna de los Pájaros. En la ruta dejamos a nuestra izquierda las Hermanas; entre ellas se puede apreciar la silueta del Refugio Zabala que en alguna ocasión hemos visitado. Pronto empezamos a ver las primeras lagunas, la primera Laguna Grande. Eso nos anima. A nuestra izquierda el Circo de Peñalara.


Caminando, caminando dejamos a la derecha la Hoya de Pepe Hernando y, después de un buen rato, alcanzamos las Cinco Lagunas en los Llanos de Peñalara. El personal empieza a tener una cierta sensación de “neverending” (termino adoptado como título de la ruta)

Todos conocemos estos lugares y hemos hecho esta ruta, algunos incluso más de una vez. Eso sí, hace ya algunos años y la memoria no está en su mejor momento; las fuerzas tampoco. La cosa es que laguna o lagunillas hay unas cuantas, pero la de los Pájaros no aparece tan pronto como esperábamos. El camino es de momento cómodo, incluso muy cómodo. En algún momento, dos de nuestros efectivos deciden inteligentemente hacer un largo alto en el camino y esperarnos al resto de la expedición que se reduce ya a cuatro. Eso sí, nos conminan: a la vuelta nos contáis…


Mientras tanto, disfrutemos del agua que aparece por doquier en forma de riachuelos, pequeñas cascadas, incluso fluyendo debajo de las piedras se escucha como canturrea.


El camino se hace cada vez más incómodo, puritita piedra, el paisaje cada vez más espectacular. Ahora al agua le añadimos la nieve helada que proporciona un entorno espectacular que resalta bajo el cielo azul completamente limpio.

Las Charcas. Ya casi hemos llegado. Pero no, es la Laguna de los Claveles, todavía falta un buen trecho, a nuestra derecha La Cinta y, poco después a la izquierda Risco de los Pájaros. Piedra, mucha piedra en el camino.


Ahora sí, a eso de las 14h alcanzamos nuestro objetivo: la Laguna de los Pájaros (véase la cara de satisfacción y alivio que muestran algunos de los “supervivientes” de la expedición).


Antes de comer, Rafa no puede contener su alegría por haber conseguido el objetivo y, especialmente por poder contemplar la magnífica vista del Valle del Lozoya que se contempla desde la cornisa que hay poco más allá de la Laguna de los Pájaros.


Tras la comida en animada charla, disfrutamos del paisaje, del agradable lugar y alguno, de una reconfortante siesta de cinco minutos. El descanso del guerrero.


Son horas de regresar y recoger al resto del grupo que ya se impacientan. De nuevo nos toca sufrir un rato de las enormes piedras sobre las que hay que caminar sin remedio. Llegamos a reencuentro a eso de las 16:15h. Allí están tan contentos.



De regreso algún miembro del grupo tiene un cambio de impresiones con un vigilante de la organización que sugiere que no hemos cumplido las normas. La cosa se queda en nada, nuestra conciencia tranquila y el entorno perfectamente inalterado tras nuestro paso cuidadoso como siempre.


Terminamos a eso de las cinco y media de la tarde en Venta Marcelino ya cerrado, aunque alguno consiguió que le vendieran el último refresco de la tarde.


Hemos recorrido 12,4 km. caminando cinco horas por todo tipo de terrenos, desde muy cómodos hasta muy complicados y hemos acumulado casi 500 m. de desnivel. Hemos sufrido, pero lo hemos disfrutado. Eso es.

Por último, cito a nuestro geógrafo oficial: “En palabras de José Luis: parecía que la dichosa laguna estaba en casa dios..., y resulta que estaba diez cuadras más allá. Hemos constatado que la naturaleza no se ha movido, que son los años."


lunes, 10 de mayo de 2021

5 de mayo de 2021, EMBALSE DE SANTILLANA

Con el diestro titular - es un decir- en la enfermería, José Luis H. sale al quite con lucimiento y palmas. Gracias José Luis, que aunque este astado de nuestra bitácora no tiene mucho peligro, un toro es un toro.


Continuamos en fechas de vacunas y demás actividades relacionadas con los médicos en general, de tal modo que la participación se ha reducido un poco, aunque seguimos manteniendo el pabellón mierconista bien alto.

De nuevo estamos a las 10:00 h en el “aparcamiento natural” del Puente Medieval en las proximidades del km 39 de la carretera M-607. En esta ocasión: Ignacio, (convocante), Rodrigo, Antonio, Rafa, Gonzalo, Marc y este cronista ocasional. Esta ruta estaba prevista para la semana pasada, pero hubo de ser aplazada por las circunstancias climáticas. Hoy el pronóstico es muy bueno y no parece que pueda haber sorpresas.

No hace mucho que hemos estado en esta zona, pero hoy vamos a hacer una ruta bien distinta: aguas arriba del Río Manzanares. Comenzamos justamente atravesando el ya famoso Puente del Batán, también conocido como Puente Nuevo o Puente Medieval, ya que se trata de una construcción de dicha época. Hay referencias de que puede datar de 1578 aunque tuvo que ser reconstruido a partir de 1680 cuando fue seriamente dañado por una riada.


A nuestra derecha dejamos la estación elevadora de Santillana y nos dirigimos hacia nuestro destino por la pista que transcurre entre el Cordel Prado de Tejada y Cordel de Cantalojas. Pronto alcanzamos el punto 4 de nuestro recorrido donde debemos atravesar por primera vez el río, en este caso por un puente en la propia pista. 


Enseguida debemos atravesar el Arroyo del Navalmojón muy cerca de su confluencia con el Río. Aquí no hay puente y le hacemos frente sobre las piedras más o menos bien puestas. Sin novedad. El camino es bueno y con un desnivel muy asequible. El paisaje a ambos lados magnífico. 


Ahora transcurre entre el Arroyo a nuestra derecha y el Cordel del Sacedón en terrenos vallados propiedad del Canal de Isabel II. Una pequeña parada de parte del grupo.


Continuamos la ruta, ahora por la zona llamada Cerca Cachopín. A la izquierda dejamos la Presa de Santillana que apenas intuimos. Hoy la cosa va de Cordeles. En este tramo dejamos a la izquierda el Cordel del Juncar y avanzamos hasta encontrar la primera dificultad de la jornada que nos proporciona el toque de aventura que siempre anima el día. Una hermosa tapia de piedras superpuestas que, afortunadamente no es muy alta y presenta una zona algo deteriorada que nos permite superarla sin grandes esfuerzos. Son aproximadamente las 11:30.

A partir de aquí el camino transcurre, sin grandes sorpresas, bastante visible y, eso sí, con frecuentes entradas y salidas de la cerca de alambre de espinos que está presente en todo el trayecto suponemos que a modo de protección para que el ganado o el personal no pueda acercarse al agua. Nosotros lo hacemos enseguida. De hecho, el resto de la mañana la ruta transcurre prácticamente por el borde del embalse.





A la hora acostumbrada, mediodía, encontramos unas espléndidas rocas donde sentar nuestros reales para reponer fuerzas. Es el piscolabis que hacemos, como queda dicho, al borde mismo de las aguas del embalse. En esta faena consumimos más o menos media hora de agradable charla, transcurrida la cual retomamos el camino, no sin antes despedir a Gonzalo que ha de atender otras actividades. 


Continuamos bordeando el Embalse. A nuestra izquierda, Cerro Casar que es realmente una isla a estas alturas del año con el Embalse prácticamente lleno. En otras épocas, existe una pista o carretera que comunica esta parte con la península en la zona llamada Los Linares, próxima la km. 19 de la M-608.

De proto, un homenaje un poco chungo a las puertas del campo. Del somier solo queda el herrumbroso marco como muestra de que, en algún momento, en este punto hubo una puerta para facilitar o prohibir el paso de las gentes. 


En este tramo podemos disfrutar de las evoluciones de algunas aves, creemos que migratorias, que se han instalado en la zona y nos amenizan el camino.



Llegamos a las proximidades del punto previsto para el retorno. Empieza a apretar el calor. Hoy nos lo hemos tomado con tranquilidad y vamos sobrados de tiempo, así que procedemos a descansar un rato a la sombra de algún árbol que nos cobija bajo su copa.

El retorno lo hacemos por el mismo camino de ida hasta que encontramos un buen sitio para comer a eso de las 14 horas. Poco antes nos cruzamos con un solitario jinete a caballo que Rafa admira. De nuevo al borde del agua sobre unas cómodas piedras en una zona próxima a donde paramos para el piscolabis. Se agradece la sombra.

El agua del Embalse está como un plato, sin embargo, una leve brisilla hace que susurre ligeramente en la orilla y transmita una sensación agradable a los que allí descansamos y comemos.


Tras la comida emprendemos el retorno tranquilamente. Solo al llegar al muro de piedras que saltamos esta mañana se perturba nuestra apacible caminata. Hay que volver a saltar y, a esta hora de la tarde uno no está en tan buena disposición. No obstante, la faena se remata sin grandes complicaciones. Hay experiencia acumulada en este grupo.


Tenemos un buen trecho que aprovechamos para la charla y deleitarnos en el bonito paisaje que nos rodea. Enseguida estamos de nuevo en las proximidades del Arroyo del Navalmojón. Hay que volver a cruzar sobre las piedras, esta vez con más soltura, muy cerca de donde se encuentra con el Río Manzanares.


Son alrededor de las cuatro de la tarde. La ruta va llegando a su fin. En el horizonte el viaducto sobre la M-607 y el aparcamiento. Algo mas de 13 km. y siete horas en total. Un magnífico día.