domingo, 31 de octubre de 2021

27 de octubre de 2021, BUITRERAS DE CASTROSERNA O LA RUTA 90 DE JOSÉ LUIS DE A.

Hoy la ruta de andar ha sido corta en kilómetros. Muy corta comparada con la ruta de José Luis de A. que celebramos. Dice Ignacio que los americanos presumen de la ruta 93, pero que como, de momento, nuestro gran amigo José Luis va por la ruta 90, en tres añitos presumiremos con él como los yankees. Este cronista vuelve al género epistolar para felicitar a José Luis y desearle, en su nombre y en el de todos los miembros de esta cuadrilla, una vez más, toda clase de venturas (y de aventuras) en la ruta de los 90 que ahora inicia.

"Estar metido en una aventura es estar metido en ambientes incómodos; haber nacido en esta tierra es haber nacido en un ambiente incómodo y, por lo tanto, haber nacido en una aventura." G. K. Chesterton

Querido José Luis:

Además de la 93 que menciona Ignacio, los americanos también tienen -tienen de todo- la U.S. Route 90, que empieza en Texas y llega hasta Florida. En Uruguay, la ruta 90 atraviesa el departamento de Paysandú de oeste a este. En Colombia, están para acabarla pero no les da el presupuesto o no les da la vida. Hay una GR 90 más cercana, de andar sin coches: el Sendero Ibérico zaragozano. Y hay varias más: líneas de autobús urbano en diversas ciudades, y grupos de rockeros y moteros con ese título. Y alguna empresa que se ha puesto como nombre Ruta 90. 

La ruta 90 que hoy te has echado a las espaldas es más bonita que cualquiera de ellas, sin duda. Y tiene, incomparablemente, más de aventura que cualquiera de ellas. Y más aurelios y más antonios y más ibp's. Que sea en hora buena, José Luis.

Para celebrarla contigo y llegar con apetito a la pitanza hemos quedado en esta mañana soleada de otoño en el segoviano Castroserna de Abajo, donde el río de San Juan ha labrado un buen tajo por el que caminar. El San Juan nace en las alturas de la sierra encima de la Acebeda pero se va hacia tierras de Castilla, él sabrá por qué. Así, el rio San Juan algo tiene que ver contigo.

11:16 En Castroserna, disponiendo macutos y cartografía. En la fachada del fondo, una muestra de decoración con estarcido tan frecuente en estas tierras.

Somos muchos hoy y más que seremos durante la comida alrededor tuyo. Con el ánimo bien dispuesto no hay más que ponerse a caminar, un paso detrás de otro, pasando por un puente sobre el San Juan y dejando atrás las casas del pueblo y algún cobertizo de los que, dentro de poco, solamente se podrán ver en museos.


El camino sigue el curso del rio hacia abajo, sin mucha anécdota a no ser por los altos escarpes donde algún buitre, mimetizado sobre la pared rojiza, apenas se deja ver en la boca de una cueva antes de emprender perezosamente el vuelo. 

11:45 Cuenta, José Luis. Hasta 13, si añades al fotógrafo, los presentes hoy en el paseo

Hacia la ermita de la Virgen de los Remedios como meta y con tiempo holgado por delante, el grupo puede elegir el ritmo del paso y la frecuencia de las paradas. El cronista se distrae del grupo para mirar de cerca una de las numerosas balmas (nombre técnico que se le da a ese tipo de cuevas) excavadas en la pared. 

Refugio de pastores o ermitaños, quizá vivienda en algún momento. Los buitres y otras alimañas las prefieren más en lo alto.

En la ermita de la Virgen de los Remedios, el ritual del piscolabis que este grupo, como sabes, no perdona ni siquiera ante la expectativa de un buen yantar. Anteayer, 25 de octubre, se celebró aquí una romería muy concurrida en honor de San Frutos. La que hoy celebramos, menos numerosa pero igualmente apretada, te tiene a tí como protagonista, José Luis, aunque lejos de mi intención, al menos de momento, elevarte a los altares. Baste por ahora con elevarte a la categoría de decano de esta peña de tus amigos o, si prefieres, de duque de la Acebeda como creo recordar hizo Salva ya hace tiempo.

12:18 Buen asiento fuera de la sombra de la ermita, que este sol de otoño se agradece.

Desde el piscolabis, apenas prolongamos el paseo por las hoces del San Juan unos cientos de metros antes de volver sobre nuestros pasos. Tiempo suficiente para que alguna otra pareja de buitres se exhiba fugazmente ante la cámara de Ignacio.

13:01 Unos mansos pollinos que quizá ignoren aquello de Fray Luis aunque lo practiquen: qué descansada vida la que huye del mundanal ruido... 
13:06 Entrando en Castroserna, apenas dos horas de paseo y de conversaciones
13:08 Puente ilustrado sobre el San Juan

Puntualmente, nos reunimos alrededor tuyo en el restaurante de Cerezo donde se han reservado los asientos a borde manteles, hoy, éstos, de verdad. Separados, eso sí, en tres mesas, que dicen que la ciencia, y sobre todo los que la interpretan, tiene la última palabra. Han llegado los que faltaban y se completa el grupo, a saber: Antonio, Aurelio, Braulio, Gonzalo, Ignacio, Joaquín, José Luis H., José María, Marc, Pedro, Rafa, Rodrigo, Salva. Y Manolo R., que se adhiere; y este cronista. A Paco A. esto le queda demasiado lejos pero se suma desde el mediterráneo. Menú del día prudente, bien servido y no entro en detalles que no hay por qué dar tres cuartos al pregonero. Manteles limpios y nivel de ruido aceptable para las conversaciones y los discursos.


A los postres, el brindis con una copa de "cava" del Gaiteru, que se ve que aquí hay mucho asturiano de nacencia y de adopción y que el resto no le hace ascos al espumoso, ¡faltaría más!.


Y salen de debajo de las mesas y se te ofrecen unos recuerdos: de colgar en paredes, de ponerse, de consumir poquito a poco o como tú quieras, José Luis, de rumiar despacio. El tarjetón de la mano de Antonio, con montañas con las que seguir soñando; el dibujo de Salva que te representa conquistador de alta cima, tal como es; la semblanza bien dicha y sentida de Manolo; los sabrosos caldos de Aurelio; el moderno chapeo calentito de ponerse a los 90 por montera. 


Apenas una raya en un mapa, apenas 4 kilómetros y pico de distancia, sin desniveles, sin subidas y bajadas... sin aventura. Pero hemos celebrado la tuya y eso es lo que importa. Con un abrazo grande de parte de todos.


lunes, 11 de octubre de 2021

6 de octubre de 2021, MARIPOSA ISABELINA DESDE PEGUERINOS

Antonio califica esta crónica de su mano como cohombro (hortaliza semejante al pepino, cuyo fruto es largo y torcido). Modesto Antonio, te corrijo. Ni hortaliza, ni larga ni torcida: más bien sencilla y limpia narración de este día que el cronista acostumbrado se perdió. Gracias por las letras y por las fotos que ilustran y que caerán donde buenamente encuentren su sitio.

Los textos en cursiva son del editor

Salimos este miércoles en busca de la mariposa "graellsia isabellae", o así parecía deducirse de la convocatoria de Ignacio. En realidad, lo que nosotros pretendíamos más exactamente era hacer una excursión de miércoles, que comenzaba en Peguerinos, seguía por la Casa de la Cueva donde se dejaba un par de coches, y desde allí y aprovechando la oportunidad mientras caminábamos, quizá toparnos con la dichosa mariposa a la que pocos han tenido el placer de encontrar en persona después del maestro Graells, pero que se puede admirar labrada en piedra monumental.

El punto de cita, a las 10:15 de la mañana, un bar llamado el Risco del Aguila, situado en la entrada de Peguerinos. Allí nos reunimos los componentes del grupo de hoy, 7 mierconistas, a saber: Gonzalo, José Luis, Rafa, Braulio, Juan Ignacio, Aurelio, y yo mismo. Todavía es necesario antes de ponerse las botas recorrer alrededor de cinco kilómetros por carretera hasta el albergue Casa de la Cueva, de manera que nos agrupamos en dos coches y allá que nos vamos.

Donde el albergue Casa de la Cueva

Desde la Casa de la Cueva hasta nuestro primer destino, el refugio de la Naranjera, apenas hay dos kilómetros, que se hacen sin sentir en esta mañana soleada y algo menos que fresca. 

En el refugio de La Naranjera

Qué mejor sitio que un refugio para nuestro piscolabis y qué mejor sitio para darse un garbeo por los alrededores y buscar setas de temporada y, todo pudiera ser, encontrarnos con la mariposa Isabela. Eso hacemos Braulio y el que suscribe mientras los demás se acercan a un punto cercano, un mirador, desde donde se obtiene una magnífica vista del Valle de los Caídos, Cruz incluida cómo no. 


Vistas de malas setas y de buenas vistas y colección de ambas solamente en fotografías, que hay cosas que están bien y que conviene dejarlas donde están. Tiempo ya de emprender de nuevo la marcha hacia el embalse de La Aceña. Ese largo y cómodo trayecto es pródigo en monumentos de piedra. Unos, de piedra natural y sin desbastar, que Ignacio fotografía con esa forma de mirar en grises que tan bien casa con la piedra; otros, de piedra labrada o tallada, homenaje a la mariposa y a su descubridor, un "colón" con "Isabela" como el otro aunque sin carabelas.


Ahítos de piedras, llegó el momento de decidir si queríamos llegar hasta el embalse y luego volver a subir o si nos marchábamos a donde estaban los coches. Ganaron los malos y tuvimos que bajar hasta el embalse de La Aceña. Lo recorrimos como 300 m. (fácil se le debió hacer a nuestro cronista de hoy, porque ese recorrido veo que fue de cerca de 2 km.) bordeando y después nos metimos una subida para llegar a la Casa de la Cueva. Esta última subida fue muy cansada. 


Este editor aprovecha para poner algo de color en el escueto comentario de Antonio. Algo tuvo que tener la subida cuando Ignacio tituló esta excursión "la ruta del ibuprofeno", con las siguientes aclaraciones:

Ibuprofeno, indicaciones:
  • Artritis idiopática juvenil (ESTO SEGURO QUE NO)
  • Artritis reumatoide (ESTO VAYA USTED A SABER)
  • Espondilitis anquilopoyética (ESTO NO LO ENTIENDEN NI ELLOS)
  • Artrosis (ESTO PUEDE SER) 
  • Otros procesos reumáticos agudos o crónicos (ESTO SEGURO QUE NO)
  • Cualquier alteración musculoesquelética y traumática derivada de un exceso de kilómetros recorridos y una subida final que sienta fatal (ESTO, ESTO, SEGURO QUE ES ESTO) 

Y fíjese el lector en el tono nuevamente escueto, casi cortante, con que Antonio remata su crónica

Al final montamos en los dos coches que allí habíamos estacionado y nos volvimos a Peguerinos. Como ya se nos había hecho un poco tarde algunos decidimos volver directamente a casa sin pararnos a tomar café. 

Y digo yo, que me la perdí, que esta excursión, a pesar de ciertos matices, fue un éxito: los paseantes sobrevivieron, las caras de Ignacio y Aurelio en la foto de más arriba muestran clara satisfacción, las setas y la mariposa graellsia permanecen incólumes y Antonio ha mantenido enhiesto y puntual el pabellón de este cuaderno.

13,3 km. y 349 m.

P.S. Hay que mencionar que en la plaza del pueblo, justo enfrente del bar del Risco de la Roca, la Guardia Civil había colocado una pancarta en la que decía que todo el término de Peguerinos era acotado de setas; penalización para los que cogieran setas sin tener licencia.

martes, 5 de octubre de 2021

29 de septiembre de 2021, EL TRANCO Y UNA SOLA CHARCA VERDE

Una sola Charca Verde, la de comer, la de reunir a los que han dejado de andar al menos hasta el momento. Porque a la otra, la Charca Verde del Manzanares, la de agua entre peñas resbaladizas, no llegamos por poco. Había que elegir entre una y otra y optamos por la de reunirse, por la de ver caras que se nos habían ocultado desde hacía tiempo.

Hubo otra reunión, la de la mañana antes de empezar a andar. Esa fue en El Tranco, a las 10:15, en un día mejor que bueno, de veranillo de San Miguel. Antonio, Aurelio, Gonzalo, Ignacio, Joaquín, José María, José Luis H., Lalo, Marc y un servidor, dispuestos a coger la muy trillada senda que bordea el Manzanares, un cachito de la GR-10 que une Puzol y Lisboa. Créanme, pero no he conseguido averiguar si nuestro recorrido de hoy nos llevaba en dirección a Valencia o a Portugal lo que, a nuestros efectos, importaba poco o casi nada.

10:30 Esa acera peatonal ha evitado muchos resbalones.
El día estaba seco y también la piedra, aunque pulida por el agua y quizá por generaciones de mierconistas de antes que se construyera la acera.

El tramo de la senda que va desde El Tranco a Los Barracones, donde esa pradera amplia al otro lado del río, que enlaza con Canto Cochino, es variado, con esa pizca de aventura entrecomillada que mejora el sabor de nuestros paseos: tierra o rocas lisas, piedras sueltas, pequeñas subidas y bajadas, vueltas y revueltas. Tanto aderezo a la hora del desayuno requiere algo de práctica, así que Lalo, que recalaba hoy en el grupo por primera vez, decidió aguardar la hora del almuerzo caminando por un terreno de menos condimento, y Antonio le hizo compañía.

10:36 a 10:50 En ese divertido tramo del sendero

Ahora que el terreno se aplana, el río y el sendero paralelo están perfectamente orientados en dirección norte - sur, o al contrario según se mire. El Manzanares corre hacia el sur y nosotros nos movemos -sin correr- hacia el norte, hacia el fondo de la Pedriza, antes de cruzar el Manzanares.

11:00 Fuera del tramo angosto, con las Torres de Pedriza, al fondo
11:06 El lomo inclinado de Peña Sirio, cuna de escaladores
11:15 Sobre el puente que cruza el Manzanares, el grupo algo mermado

En las inmediaciones de Canto Cochino aumenta el número de senderistas y paseantes alrededor nuestro. Un grupo numeroso de chavales casi nos engulle, así que nos apartamos prudentemente para dar tiempo a que se alejen mientras adelantamos algo la hora del piscolabis.

11:20 Al lado de Los Barracones, una breve consulta al mapa
11:33 La multicolor expedición escolar
11:40 Hora del piscolabis sobre buen asiento

En el trayecto hacia la Charca Verde vuelve a aparecer la expedición escolar, ahora ellos con sus bocadillos y no tan exigentes como nosotros a la hora de elegir el asiento. Hay ya algunas setas y las quitameriendas habituales en esta época del año. El grupo nuestro se ha dividido y tardamos unos minutos en volvernos a reunir, con dificultades por la falta de cobertura de los móviles y de señal de internet. Se mira el reloj y descartamos la meta de hoy para poder llegar puntualmente a la comida.

Muy placentero el camino de vuelta, rodeando Canto Cochino por el oeste, alternando sendero y pista, y cruzando tres veces el río, siempre por puentes, antes de volver al tramo entretenido.

12:21 Quizá la máxima dificultad del trayecto de hoy
12:38 Uno de los bien construidos puentes sobre el Manzanares, el que está por debajo de la Casa de los Guardas
13:15 Y este otro, el que nos devuelve a "La Garganta". El entrecomillado quiere indicar la exageración del término garganta.
13:21 Llámase La Pedriza por algo.
13:31 Paso delicado con lluvia y no digamos con hielo.

De vuelta en El Tranco a las 13:45, en un suspiro. Como el de Joaquín. En La Charca Verde ya estaban Braulio y Pedro y Rodrigo y Salva cuando llegamos. Y Antonio y Lalo que regresaban de su excursión particular. Salva obsequia a los reunidos con un ejemplar de su última obra "Casi cien años después". Enhorabuena y gracias, Salva; que casi cien años por lo menos te dure la inspiración y este grupo de amigos para compartir sus frutos. 


Hoy las cifras de distancias y desniveles han sido lo de menos, pero si quieren saberlas ahí vienen con el mapa. Pero la otra, 14 congregados abordemanteles, digna de recordar. Qué menos que desear que se repita o que se supere.

7,8 km. y 148 m. de desnivel