sábado, 15 de enero de 2022

12 de enero de 2022, CAMINOS PURICELLI Y DEL AGUA

El señor Puricelli, ingeniero de caminos italiano y visionario promotor creador de las autostradas y autobahnes, colaboró en el diseño y construcción de la "carretera de la república", esa que conocen todos los guadarramistas y que discurre entre El Valle de la Fuenfría y Siete Picos. Una buena pista, ahora PR-M4, lleva de siempre su nombre. Seguramente otros ingenieros de caminos menos destacados trazaron el recorrido del "camino del agua", tubería que lleva el agua del embalse de las Berceas hasta Cercedilla. Hoy quisimos enlazar con nuestros pasos las dos obras recorriendo primero el camino de la senda de Puricelli y después la del camino del agua. Lo logramos pero, como no habíamos contado con que el ingenio de las autoridades normativas o "regulatorias" es superior al de los ingenieros, tuvimos que andar más y subir y bajar más de lo previsto. De manera que esta salida, primera del año en curso, fue un completo éxito.

Para empezar, este cronista hizo un símil "paco" y dividió al grupo a la hora del desayuno situando a unos en la cantina de la estación de Cercedilla y a otros en un bar que le pareció más moñoño. Quede aquí en letras reflejada mi petición de disculpas y mi propósito de la enmienda. José Luis N., amigo y compañero de mucho andar por la montaña de Salva y el cronista, se acercó desde su casa cercana para conocer de primera mano a los componentes de este grupo, de los que tanto ha oido hablar. Le atraeremos, seguro, a alguno de estos paseos, tiempo al tiempo.

El día mejoró en mucho las previsiones: cielo totalmente claro, temperatura suave y ausencia de viento. En esto, el cronista no tuvo nada que ver. No habían dado las 10:30 cuando nos pusimos en marcha, cabe las vías del tren, también obra de ingenieros. Que el ingenio de las autoridades normativas se aguce y pongan los medios -será por falta de medios- para que el "Funi" vuelva a funcionar pronto, que ya va para... ¿dos años? que su silbato no resuena con eco en el hondón de Siete Picos. Que lo veamos. Firman el deseo estos que lo somos, a saber: Antonio, Aurelio, Braulio, Gonzalo, Ignacio, José Luis, Marc, Rafa y el redactor.

10:26 En el andén

Así, pista ancha y buen tiempo, conversaciones, ganas de aire puro sin filtro preceptivo, aunque todo es acostumbrarse, ¡lástima de costumbre si es que llega a permanecer!. Camino a la sombra la mayor parte del tiempo, el sol luciendo en la ladera del valle de la Fuenfría que mira hacia el oeste. El caserío de Cercedilla en la carretera de las Dehesas, allí abajo a nuestra derecha. 

10:49 En la Senda Puricelli

Media hora que pasa pronto, sin apenas esfuerzo, hasta dejar la pista para atajar hacia la PR-M30, dichosas siglas que bien podría harbese puesto el nombre de otro ingeniero en vez de tanto código impersonal y frío.

11:20 La ancha pista viene a parar en un sendero de mayor pendiente con un Marc muy expresivo

Rodeando una urbanización de villas se llega al hospital La Fuenfría, benéfica -que no de beneficencia- institución que ya cumple cien años. Un poco más abajo, un Centro de Visitantes  donde se obsequia con un mapa por grupo y se dan explicaciones. Este cronista no pilló mapa ni atendió explicaciones, mal hecho. Fue el caso que, a partir de ese momento o un poco más adelante comenzó a retorcerse el camino entre vallas y quizá las explicaciones nos hubieran ayudado a movernos en el laberinto. 

11:56 En el Centro de Visitantes, Antonio se agarra al mapa regalado
Antonio se marca un paso de baile con el fondo del hospital; después posa con la alegre inocencia del que puede elegir entre tantos destinos

Seguimos hacia el norte, en paralelo a la carretera y aproximándonos paulatinamente al río de la Venta, hoy contento y saltarín aunque frenado en su ímpetu por el embalse de más arriba. Llegados a la orilla, aparece un buen sitio para tomar el piscolabis y elegir el sitio por donde vadear.


Pero la cosa no está clara: salto sobre aguas turbulentas o equilibrios sobre tronco resbaladizo. ¡Qué caramba y qué difícil nos los ponen los urbanistas de la naturaleza domesticada, levantando vallas y suprimiendo puentes! 


Ahora, en dirección al embalse con la esperanza de encontrar un sitio favorable para pasar al otro lado del río sin mojarse. Vana esperanza, que nos confirma un buen conocedor de la zona al que preguntamos en la puerta de un refugio de retenes forestales. No hay más remedio que seguir hasta el puente del Descalzo y allí, por el camino Agromán, recorrer el Poyal del Rubio hasta la bajada a la senda del camino del agua. Ignacio toma el relevo de este adalid venido a menos y encabeza la marcha leyendo el terreno con la misma facilidad con que lee los mapas y el gps. El recorrido, por pista en ligero ascenso, se hizo un poco largo, pero este grupo ha cruzado la linde 21 - 22 pletórico de energías pese a virus y turrones. O quizá precisamente por eso.


Un sendero a nuestra derecha se dirige inequívocamente al embalse, donde esperamos poder acceder al camino del agua. Son 50 m. mal contados de desnivel negativo, sin apenas la huella del sendero tan evidente al principio. Pero la pisada blanda en la capa honda de pinocha facilita mucho el descenso. Finalmente surge el embalse, protegido con artes de campo de concentración, no sea que a algún dominguero se le ocurra bajar hasta su orilla para refrescarse. 


13:59 Un embalse... reservado

Allí abajo hay que vadear un arroyo y, en adelante, seguir la senda del camino del agua, con su tubería a la vista de vez en cuando. Muy bonito recorrido, variado, todo en descenso aun con pequeños repechos. Las vistas del valle y de las alturas del otro lado -Peña del Águila, La Peñota-, espléndidas.

14:12 Tramitando un repecho en el camino del agua

La hora del almuerzo se retrasa ligeramente por aquello de dar con el asiento propicio. No hay que esperar mucho más: un lugar al sol, un par de rocas redondeadas, hojas abundantes y algo de hierba seca, la compañía de todos y del buen caldo de Aurelio. Mejor, imposible.

15:10 Termina el almuerzo y hay que tirar de Ignacio

De camino del agua queda algo así como tres cuartos de hora de fácil paseo hasta que, pasados los depósitos, se puede atajar por una trocha hasta la carretera de las Dehesas, a cien metros de la estación. 

15:52 José Luis en el atajo final
16:15 Un bar en un antiguo garaje -enorme puerta abierta- nos acoge para cafés y refrescos. 

Joa, José María, Paco, Pedro, Rodrigo, Salva: lo de "mejor, imposible" de más arriba es solamente media verdad; con vosotros hubiera sido mejor.

13,2 km. de distancia y 454 m. de desnivel positivo