jueves, 7 de febrero de 2013

6 de febrero de 2013, CERRO DE SAN PEDRO

CRÓNICA DE URGENCIA.  7/2/2013, 19h. Salva me remite anoche, apenas seis horas desde el fin de la excursión, esta crónica, a la que doy entrada en el blog.

  • ¡10.30 de la mañana. Frío, sol y viento. Once esforzados mierconistas se congregan en el Alto del Mojón para realizar una ruta circular que culminará en el Cerro de San Pedro. Hacen su aparición las prendas de abrigo más diversas ocultas desde hace años en el fondo de las mochilas. 
  • ¡En marcha! Ignacio y Salva se han liado un pelín – el Muriel, sin duda – y empiezan a andar justo en la dirección contraria a la debida. Es broma: se trataba de un pequeño rodeo para hacer más completo el itinerario. 
  • Un buen trecho más abajo de donde han dejado los coches, los mierconistas giran hacia su izquierda y caminan con su alegría habitual por una pista de tierra que conduce, según afirman algunos, a Burguillo del Arzobispo. 
  • Tras algunas subidas y bajadas llegamos a la mansa arista que desciende en dirección Sur desde la cumbre. Para amenizar la subida nos dedicamos a saltar tapias una y otra vez, con lo que todos, menos Joaquín que farfulla no se sabe qué de la íntima relación entre el deporte de la montaña y el masoquismo, se lo pasan la mar de bien. 
  • Piscolabis sobre las 12.30. El día, aunque soleado, es tan desapacible que lo tomamos en pie, al socaire de unas rocas de aspecto pedricero. Prosigue la ascensión sorteando riscos inaccesibles y barrancos estremecedores. 
  • ¡Ya vemos la cumbre! Joaquín afirma solemnemente que está lejísimos y que está harto de patearse la Madre Naturaleza. Minutos después los once héroes – bueno: diez héroes y un réprobo – nos reunimos al ladito mismo de la torre de señales levantada hace cientos de años sobre la misma cumbre. El viento nos azota y se nos está haciendo tarde para comer en Colmenar. 
  • Iniciamos el descenso. ¡Jesús, María y José, que ventarrón! Nos cruzamos con una chavala que afirma haber subido hasta la cumbre en solo 25 minutos. Lo cierto es que la mayor parte del tiempo iba corriendo. 
  • Sigue el descenso. De pronto, no lejos de los coches, un huracán nos golpea de frente arrojándonos a la cara polvo, arena e incluso piedrecillas. Proseguimos como buenamente podemos y muy poco después saltamos con la agilidad acostumbrada la última de las tapias del día. 
  • Ha terminado la excursión. Sin perder tiempo, nos vamos para Colmenar Viejo donde hemos apalabrado un festín – léase “plato del día” – en el Restaurante Los Ocho. 
  • En cuanto nos sentamos, el pesao del Salva entrega un diploma a Antonio Casaos como reconocimiento a su buen hacer culinario. Después y como por sorpresa, entrega otro a Paco MC por el que se le nombra xxx (el editor omite el título del nombramiento por palmariamente inmerecido). 
  • La comida bien aunque el vino nos hace añorar el sabroso Muriel y a Aurelio Ulibarri. Abrazos, besos, promesas de amor eterno… ¡Hasta el miércoles 13 de febrero!

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