viernes, 11 de noviembre de 2022

2 de noviembre de 2022, DEL REFUGIO EL PALANCAR A RASCAFRÍA

No pudo haber un día mejor. El cronista salía hoy de un pozo -pocito en realidad- y se hubiera contentado con menos, pero en cuestión de luz y color y olor, temperatura, mínima humedad del rocío, facilidad de la marcha -eso de la longitud y el desnivel o los aurelios- asientos para el piscolabis y la comida, contento general, el paseo de hoy fue espléndido. Pocos de nosotros, eso sí, que el recuento de cada jornada está siendo, ¡ay!, cada vez más sencillo. Y si este cuaderno de bitácora sirve para conjurar a los malos espíritus, tanto mejor.



El bar de esta mañana a las 10:15, en Rascafría, donde los cafés, se llama Porfirio y hace el cronista excepción en la regla de no traer aquí los nombres de bares y restaurantes porque este  le llama la atención y porque las reglas están para saltárselas cuando pega. 

En Rascafría, bien estacionados, se dejan coches y en otros dos nos vamos Gonzalo, Joaquín, José Luis, Marc, Rafa y servidor, es decir, los de hoy al completo, al punto de arranque del paseo, allí donde una buena construcción que se llama Refugio Juvenil El Palancar, en la subida al puerto de la Morcuera. Como nosotros nos quedamos en el exterior del refugio, no tenemos por qué enseñar a nadie nuestro documento de identidad ni entrar en discusiones baldías sobre lo de juvenil.

11:09 Para ponerse en camino hay que pasar por una puerta detrás del refugio.

La primera parte del recorrido es todo hacia arriba, durante tres cuartos de hora más o menos. Se hace bien, sin fatiga, despacio, por sendero apenas visible. Va abriéndose la vista sobre el Valle de Lozoya, el macizo de Peñalara delante y el embalse de Pinilla a la espalda. En el alto del Robledillo, pradera verde extensa donde pastan unos caballos, hay una caseta con un pararrayos nuevo. Un poco más allá, a la hora en punto, nos sentamos para el piscolabis. Se me ocurre comprobar el término piscolabis: "Comida ligera que se hace a cualquier hora del día" y decido alternar su uso, por aquello de la variedad, con refrigerio o tentempié. Ventajas que tiene el puesto de plumilla mayor, que a lo mejor alguien lo quiere y se vende barato.

11:31 Subiendo hacia el alto del Robledillo, el embalse Pinilla detrás.
11:45 Con el macizo de Peñalara como fondo.

Era verdad lo que se decía en la propuesta de paseo: desde el Alto, todo el recorrido es ya descenso hasta Rascafría, aunque en el capricho del diseño se hayan incluido algunas cuestas arriba. Y es que seguramente había que prolongar algo la longitud de trayecto para no dejarlo en las raspas y obligarnos a un almuerzo excesivamente madrugador. Así que se hace un amplio bucle hacia el sur para pasar por el Prado de San Antonio antes de descender al arroyo del Aguilón y enlazar con el GR 10.1

11:53 Imponentes Peñalara y el risco de los Claveles

En esta parte del recorrido, donde los senderos que seguimos desaparecen o se confunden con las trochas del ganado, la tecnología se hace imprescindible para los partidarios de la ortodoxia en la ruta trazada. ¡Pena!, piensa y dice este cronista, cuando el campo es ancho, el día largo y el deambular o descubrir la ruta por olfato puede ser la opción más atractiva. Pero no hay queja sino lo contrario: gps en mano, vamos corrigiendo un poco más acá o un poco mas allí y seguimos obedientemente el plan y el plano.

12:56 Donde las vistas y el sendero desaparecen, la técnica ayuda a seguir el camino.
12:56 Mirando hacia el sur, hacia la Cuerda Larga, seguramente por donde la cascada del Purgatorio

El arroyo del Aguilón suena cantarín como si no viniera de una sequía. Antes de llegar al GR que transcurre paralelo al arroyo y seguirlo hacia el norte, nosotros hemos rodeado un buen cercado de piedra y se nos han mojado las botas en la hierba húmeda. Durante un buen trecho caminamos entre sol y sombra atravesando bosquetes no sé si de robles o de rebollos o de melojos, que hasta ahí no llega la afición a la botánica de este cronista. Un pequeño rebaño de vacas perezosas asiste indiferente a nuestro paso; por si acaso, ni quites ni desplantes.

13:14 Entre robles
13:26 Entre vacas

Sin sentir y ya estamos en Las Presillas, todos los asientos del merendero para nosotros, al tibio sol de la tarde. Todo para nosotros excepto el contenedor de la basura que se reserva el propietario mediante un aviso discreto y bien redactado. Civilizadamente, hacemos caso y depositamos los escasos restos de nuestro almuerzo fuera del recinto.

14:26 A los postres, con esas galletas de Marc tan ricas.
Como Ignacio hoy no nos acompaña, nadie hace uso del verde prado para echar una cabezada.

Media hora, un poco más, desde Las Presillas hasta Rascafría. Un paseíto por pista casi recta, muy vestida de otoño, muy como de parque o de jardín de Aranjuez o de La Granja. La naturaleza "salvaje", como hoy en día se dice de especies tan inofensivas como la lubina o la dorada, está muy bien y ojalá siga presente en nuestra historia por eones, pero rompo una lanza en favor de la naturaleza domeñada y hecha parque, jardín, huerto o dehesa, que la mano cuidadosa del hombre también conserva y hasta mejora lo bello.

15:05 Más que bosque, parque.
15:15 Cerca ya de Rascafría.

El puente sobre el Lozoya está roto por alguna avenida "salvaje" del río. Pero un poco más allá hay otro en la vecindad de las ruinas del molino de Briscas, y por allí pasamos para llegar hasta Rascafría y recorrer los últimos metros antes de los coches y del Porfirio de la mañana. No hay fotos del cauce maltratado del Lozoya: el cronista ha puesto ahora la cámara en modo "parques y jardines", que un día tonto lo tiene cualquiera.

16:06 Ignacio dice cervezas, pero si amplían y se fijan, verán que son cafés, algún refresco y una sola cerveza, pero "sin". ¡Qué se le va a hacer!

10 km. y 153 m. de desnivel

Muchas gracias, Marc. Este paseo era lo que convenía al cronista y, a juzgar por las expresiones de los demás del grupo, a la práctica totalidad de asistentes, convalecientes o no.

1 comentario:

  1. Muy buen relato, me alegro que los convalecientes han llegado a buen termino

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