domingo, 3 de enero de 2021

16 de diciembre de 2020, LAS SETAS DE LOZOYUELA

Las felicidades siempre se encuentran como flotando, sin acabar de tomar tierra y sin acabar de ascender a mayores alturas. En esta ocasión ponen el titular a las fechas en las que estamos y a la venturosa circunstancia de este grupo en el que hay pocas ausencias y ninguna de ellas por motivo grave o, menos aún, irremediable. El lugar es el arroyo de la Dehesa, en las cercanías de Lozoyuela, donde nos lleva Antonio de la mano en este último día del primer cuatrimestre del curso.


Hemos pasado hoy también por la gasolinera de Venturada y, en caravana más larga de la habitual por aquello del mal llamado distanciamiento social, nos acercamos al punto de partida de la excursión, junto a la tapia del cementerio y en la vecindad de un vertedero. Muy mal pensado será el que vea alguna coincidencia entre ambas referencias, pero es que está muy mal el que ambos usos se permitan tan cercanos el uno del otro.









La primera parte de este corto y sencillo trayecto prenavideño discurre por lo que antes serían campos de labor y ahora son más bien campos de holganza de ganado vacuno y equino y de paseantes como los presentes. Alguno de nosotros piensa -y lo manifiesta en voz alta- que menudo trabajo tienen esos animales que no hacen otra cosa que comer todo el tiempo, aunque -el cronista piensa a su vez- alimentarse siempre ha sido una de las fundamentales razones para trabajar, de manera que tampoco habría tanto motivo para asombrarse salvo los que no vean mayor relación entre una cosa y la otra. No es el caso de nuestro amigo del grupo pero sí de muchos de nuestros contemporáneos, más jóvenes que nosotros en su mayoría, que lo mismo creen que para comer no hace falta trabajar.

Abundan los charcos y si no fuera por ellos el paseo sería pan comido. Los charcos, además de proporcionar bonitos reflejos para la fotografía, obligan a apostar por un lado u otro del camino y, a veces, a hacer equilibrios que no siempre tienen éxito sobre la estrecha franja seca. Estas cosas no son insignificancias, créanme, sino fuente de emociones para paseantes veteranos como nosotros. 








Los hay entre nosotros que han leído el título de la excursión en la convocatoria y miran afanosamente alrededor con la esperanza de ver las setas de Lozoyuela. En honor a la verdad, alguna hay todavía, de esas pequeñas que no sirven para comer o de las que nacen encima de la bosta de vaca, tan inconscientes. Pero las setas propiamente dichas, las del título, vendrán después y ya pueden ir conteniendo el aliento los que no vinieron al paseo y soportar la incertidumbre un rato más.

10:50 Apenas un cuarto de hora después de echar a andar se sale a campo abierto y la ausencia de charcos facilita las conversaciones y la vista del semivelado Mondalindo.


Sigue el fácil caminar, de dos en dos, por ese terreno llano salpicado de rocas que es el trasunto castellano de esta parte de la comunidad de Madrid. Este cronista no tiene apenas nada en contra de las tertulias, ni de los llamados grupos de debate, aunque sí quizá contra las asambleas y las juntas, pero siempre ha tenido la sensación de que como una conversación entre dos, no hay nada. En esta ocasión parece que es el estilo que se lleva, caminantes en pareja y emparejados, ahora tú y luego aquél, que aquí el cambiar de partner no solamente no está mal visto sino que es lo que practicamos con convicción.

11:00 Unas grandes lanchas de roca llevan directamente al arroyo de la Dehesa.
En el arroyo de la Dehesa nos hacemos fotos como la que encabeza esta crónica y pasamos al modo tertulia para debatir sobre la cantidad y calidad del agua de Lozoya, que quien dice Lozoya puede querer decir Lozoyuela. 

11:05 Quizá está explicando Paco que el agua del arroyo de la Dehesa va a parar al Atazar.
Remontando la otra orilla del arroyo por unas llambrias gemelas a las que hemos pisado para bajar, damos pronto con las setas de Lozoyuela, que resultan ser de una especie no comestible para decepción de Antonio. Dicen que pueden ser diversas las causas de la erosión de la parte inferior de estas rocas, como el viento o el agua. Yo, por más poética y más conforme con el clima de este sitio, me inclino por la que atribuye la erosión a la meteorización química producida por el rocío. No dirán ustedes que no es bonito el que un meteoro tan delicado y vistoso como el rocío pueda, a base de constancia, con la dura roca. 

Las gentes del lugar llaman familiarmente a estas rocas La Seta y El Hongo. Para consuelo de los mierconistas ausentes en el día de hoy cabe añadir que no hace falta que se den prisa en venir a verlas porque, contrariamente a la costumbre de las biológicas, estas setas ni se pudren deprisa ni se dejan recolectar, así que les sobra tiempo. 

11:26 Esta puede ser "la seta"
11:27 ...y este, "el hongo"

Éstas dos no son las únicas setas que adornan esa parte de la dehesa de Lozoyuela que aparece en los mapas con el topónimo El Lomo. Hay más y siguiendo las numerosas indicaciones de otros excursionistas y paseantes pueden ser fáciles de hallar. Las dejamos para otra ocasión pero damos al paso con una piedra más, esta con una cruz grabada, como si fuera una lápida. De ella y su significado en este lugar el cronista no puede dar razón así que también queda el asunto para más adelante.

11:33 Una cruz labrada en una piedra, con Paco a la izquierda y José Luis a la derecha
Del siguiente hallazgo, un "tinao", sí se puede dar razón porque hay a un lado un panel informativo que lo describe. Poco puede añadir el cronista al resumen que ya hace en el pie de la foto, salvo que al otro lado de la sierra, en tierras segovianas, se oye decir "tenao", más bien que tinao.

11:37 Una tinada o tenado, caseta y cercado para almacenamiento de aperos y refugio ocasional de vaqueros y de su ganado.
El final de nuestro recorrido de hoy lo situamos en un robusto y muy rústico puente de piedra que ayuda a salvar el arroyo Jóbalo, otro de los que acaban tributando al Atazar. Ahí Rodrigo se moja un pie y unos cuantos se aventuran, una vez hecha la foto, al mundo desconocido de la otra orilla con la vana pretensión de ganar más perspectiva y vistas. Satisfecha su curiosidad, se dan la vuelta y, ya todos reunidos, emprendemos el retorno a Lozoyuela donde hay reservados mesa y manteles para las 2 y media de la tarde.

12:20 José Luis, Marc, Paco, Pedro, Gonzalo, Ignacio y Aurelio prueban la resistencia del puente. Rodrigo, prudentemente, no se atreve a someterlo a mayor estrés. 


Misma hora. Antonio se había quedado fuera de la foto anterior.
Siempre o casi siempre durante estos miércoles hay que saltar alguna pared, faceta mínimamente transgresora de este grupo de paseantes y actividad que, como es natural, supone un riesgo mayor para el que salta que para la propia pared pero que, en los casos contados en los que alguna de las piedras se cae, inmediatamente es repuesta en su lugar e incluso con el suplemento de otras para acabar de reparar el desperfecto y mejorar la obra. 

13:00 Toda prudencia es poca en el salto porque el tamaño de las piedras que forman la pared es enorme y su posible impacto sobre un pie, catastrófico.
13:10 Un breve trayecto entre paredes que el cronista aprovecha para poner un poco de color en esta parte de la mañana que ha acabado por ponerse gris.
13:22 "En España, el que resiste, gana". La sentencia de don Camilo (el de Cela) podría valer para este muy viejo olmo que exploran Aurelio y José Luis
13:38 Ya casi a las puertas de Lozoyuela, José Luis y Marc se toman un minuto de descanso para esperar a que la expedición se reagrupe. 
Este cronista se compromete a prestar, en nuestra siguiente salida, más atención a los sucesos de la vuelta o segunda parte de nuestros paseos y no caer en el hábito de resumirlos con la socorrida expresión de Bowman "uneventful". Pero por esta vez, y como diría María Antonieta ante el cadalso, es lo que hay.

Llegamos a Lozoyuela sin mayor novedad y allí se despiden los que no van a quedarse a comer en el Rincón de Merche, en un bordemanteles gestionado por Antonio que dispone de terraza más que ventilada. Pero el día se ha puesto lluvioso y optamos por el comedor con mesas prudentemente espaciadas. Hubo ricos entrantes, ventrescas, chuletas de cordero y acaso alguna otra especialidad del lugar. Los presentes brindamos por los ausentes confiando en que estos se unieran en la distancia. Y bajo una lluvia que seguramente haría brotar más setas que las que han dado nombre a esta última salida del año despedimos el 2020 con una mezcla de gratitud por las ocasiones en que nos ha permitido encontrarnos e indiferencia acerca de su destino en la historia. 

14:38 No olvido que no faltaron los chocolates de Rodrigo y que Joaquín distribuyó unos deliciosos dulces de gloria de Jijona.
16:47 Las mesas de la terraza en la que habíamos previsto nuestro almuerzo están completamente mojadas a pesar de los toldos. La tarde se había quedado para pasarla al calor de un buen fuego con una buena lectura.

Han sido solamente 7,2 km. y 114 m. de desnivel acumulado

4 comentarios:

  1. Es importante y agradable comenzar el año con la lectura de una bonita crónica de nuestras andanzas mierconistas. He disfrutado mucho de esta, la última ruta del 2020 a los piés de La Cabrera, con sus "setas", sus prados verdes y humedos...¡sus 10 mierconistas! Hay que explorar con más calma esa zona; merece la pena.

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  2. He disfrutado mucho:país,paisaje y paisanaje.

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  3. Un disfrute que se tiene que repetir, que para eso estamos en el mundo, y por ello el selecto grupo de mierconistas que tuvimos el placer de disfrutar de esta excursión nos hemos conjurado a volver por estas setas este año, coronavirus mediante.
    Y por cierto, pido al cronista que me explique con un croquis eso de la "meteorización química producida por el rocío" que uno es de letras y por si toca en examen quiere ir preparado.

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  4. Con un poco de retraso con relación a mis colegas comentaristas, me atrevo a decir que, independientemente del relato tan completo, cultural y divertido como Paco nos tiene habituados, le felicito también por el nuevo formato, con esas fotos comentadas " a pie de foto ". Creo que se dice en esos términos...
    Comenzamos el 2021 con unas nevadas, heladas y temperaturas de las que este grupo no tenía noticia: no había sido habitual en años pasados.
    Hago votos por que este temporal pase pronto y tengamos oportunidad de reanudar nuestros paseos el próximo miercoles, como Jose Luis nos había programado.

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