domingo, 3 de abril de 2016

30 de marzo de 2016, EL GRAN CHORRO

Querido Rodrigo,

Titulo esta crónica como El Gran Chorro debiendo haberlo hecho como El Chorro Grande, nombre más correcto y más descriptivo por ser éste el más grande de entre los numerosos chorros y chorrancas de la zona. Pero me ha salido El Gran Chorro, no sé si más groseramente, en el título -por algo será- y ahí lo dejo.

Este chorro o cascada se ve bien viniendo a La Granja desde Segovia o, mejor, desde la carretera de Torrecaballeros. Es un imponente salto de agua que parece nacer repentinamente de entre aquellas enormes peñas y que, desde la distancia, se asemeja a un surtidor. Luego se ve que no es así, sino que se trata de un arroyo de montaña que se desliza muy traidoramente, poco a poco, adquiriendo verticalidad, por las muy inclinadas paredes de roca. Quiero decir que la cabecera de la cascada está en un lugar vertiginoso y resbaladizo, sin vistas hacia la caída, y que si algún curioso se dejara tentar, que ande con cuidado, no fuera a ser que la atracción del abismo, la fuerza de la gravedad y la fatalidad (el "omen" anglosajón) le precipiten sin remedio. No sería el primero.

El Chorro Grande, pues, como protagonista de nuestra excursión de hoy, capitaneada por Ignacio e iniciada con el encuentro en la glorieta de entrada a La Granja de San Ildefonso, que no es ni La Granja ni San Ildefonso sino los dos juntos y no como dice uno de los letreros iletrados de carretera que lo anuncian, La Granja ó San Ildefonso (sic), ¡qué estúpida concesión!

Los tres bares de la glorieta estaban cerrados a las 10,15 de la mañana. De las ganas de trabajar habría que hablar algo. A pie, nos acercamos al centro del pueblo y encontramos un sitio abierto y con churros. Ni que decir tiene que allí nos quedamos.



1. La ruta arranca entre los buenos chalets de una urbanización que se llama Caserío de Urgel, nombre no frecuentemente utilizado en los nomenclátor de la localidad. Si ves un mapa cualquiera, todas sus calles aparecen con el nombre de Silla del Rey. Alguno añade Camino de Fuente Infantes para cierta vía. Luego, in situ, aparecen otros nombres como calle de Siete Picos, camino de la Fuenfría o camino del Chorro, debidamente rotulados. Empiezo a pensar que en este municipio tanto vale un nombre como otro y que bueno es recordarlos todos por lo que pudiera suceder. Pues bien, en una de esas calles y no lejos de la que hace referencia al Chorro, Ignacio nos manda aparcar para calzar las botas y comenzar nuestro paseo. Bonita mañana, soleada, algo fresca como corresponde. Antonio, Gonzalo, Ignacio, Joaquín, Pedro, Salva y un servidor nos ponemos en marcha algo pasadas las 11.



2 y 3. Para empezar, un ligero titubeo que nos hace entrar y salir en una parcela precariamente cercada de alambre. Pero el camino aparece pronto y ya no hay más que seguirlo pasito a paso. Si te fijas, verás que Pedro, a los pocos minutos, ya ha tenido que prescindir de la chaqueta y eso que la pendiente es muy suave. Es el sol serrano, incisivo y franco como lo es el frío del Guadarrama cuando lo hace, tan diferentes de lo de por ahí, donde tú estás.


4. Esas laderas del Cerro Chinarro, como muchas otras de la parte baja de la sierra, son bosque inculto y espeso de rebollo y coscoja, refugio de jabalíes, corzos y zorros y no sé si ahora también de algún lobo. Más hacia el norte, se dan monterías de vez en cuando y se acota el paso de los pacíficos paseantes como nosotros. El arroyo de la Peña del Berrueco discurre en paralelo a nuestro camino, él hacia abajo y nosotros hacia arriba. Los hay que no obedecen a más fuerzas que la de la gravedad y otras semejantes y hacen bien siendo lo que son.



5 y 6. Llegamos al Arroyo de la Fuente del Infante, que nace donde Luis de Borbón y Farnesio, hermano y frustrado heredero de Carlos III, se detenía a descansar de sus cacerías y calmar la sed con el agua purísima de aquél hontanar. Ahora empiezan los pinares. Todavía queda algo de nieve. Al fondo hay una pequeña cascada que Ignacio se apresta a fotografiar y cuyo resultado se puede ver aquí. Salva se nos pone estupendo, lo que es una alegría después de tanta dolencia y tanto achaque y tanta ausencia.



7, 8, 9 y 10. En el Chorro Grande, algo más arriba, es donde Ignacio hace esas fotos en que el agua se hace seda. Otros hacemos lo que podemos, sobre todo mirar y felicitarnos por esta buena cosa de nuestros miércoles.



11. Todavía un tramo más de subida, hacia ese punto que Ignacio rotula en el mapa "04 vistas" y que es donde el arroyo se inclina traidoramente hacia el abismo del Chorro. La pendiente es fuerte pero las fuerzas están intactas y hay ganas de seguir viendo vistas.



12. En la foto de Ignacio, el cogollo de Segovia en la distancia rematado por la Catedral y el caserío de Palazuelos del Eresma en primer término. A nuestra izquierda, la sierra se prolonga hacia el Montón de Trigo y la Mujer Muerta; a la derecha, las cumbres vecinas al puerto del Reventón y la Atalaya. Te puedes imaginar que estamos en un lugar para pocas descripciones y mucho dejar que la mirada se extienda y alargue en tiempo y en distancia. Así que, antes de iniciar el piscolabis, vamos a tomarnos un descanso.



14. Ancha es Castilla y el grupo la toma de fondo para su foto. En ese lugar, durante el piscolabis, hemos departido e intercambiado viandas con un par de paseantes polacos que se movían con soltura sorprendente por aquellos riscos. Son las 12,20 y emprendemos el regreso, que la opción de seguir hasta la Fuente del Infante ya se había descartado previamente.



15 y 16. La poca nieve que queda en el bosque es casi un aliciente del trayecto que Ignacio nos ha elegido para volver. Para tu información y la de los numerosos chinos interesados en nuestras andanzas, hay que señalar que este camino a través del pinar no aparece en los mapas, pero que no tiene pérdida ni ofrece mayores obstáculos si se sigue la dirección SO hasta alcanzar la pista y, a mayores, el trazado gps de Ignacio. Un pequeño alto para esperar a los rezagados nos da la oportunidad de oír el rugido del jaguar. Esta fiera, que no he citado anteriormente entre las propias de la zona, ha venido de Méjico y su voz será recordada con escalofríos por las futuras generaciones de excursionistas granjeños. Más adelante, en esta misma crónica, se ofrece un apunte sonoro y visual.




17, 18 y 13. Ya fuera del bosque, en la buena pista que sigue hacia el Poyo Judío, desde donde dicen que se disfruta de las mejores perspectivas de los jardines y del palacio de La Granja. Otro día, esperemos que contigo en el grupo, comprobaremos si es cierto. Tampoco son mancas las vistas desde donde nos encontramos con la gran tapia delimitando los jardines; el "Mar" que alimenta las fuentes; el palacio y el caserío; el cerro de Matabueyes en el fondo a la izquierda y el embalse del Pontón a la derecha. Digo yo, hemos dicho, que los colores del otoño en los jardines, desde estas alturas, tienen que ser espectáculo de obligada observación, así que ya puedes ir tomando nota de que, hacia finales del próximo octubre, trataré de traeros por aquí un miércoles cualquiera.




19, 20, 21, 22 y 23. Son las tres de la tarde, más o menos, y hemos dado cuenta de nuestro almuerzo, acariciados por el sol y bien abrigados en unas peñas con vistas. Momento propicio para la tertulia, los relatos y las fábulas. Y también para el gesto complacido que es, en el fondo, el gran provecho de estos paseos.


24. Espléndida tapia la que cerca el espacio de los jardines y del palacio. De la naturaleza y finalidad de tapias, cercados, barreras y vallados no voy a hacer filosofía barata; ni siquiera cara, que no sé si sería capaz. Solo me refiero a la magnífica construcción de piedra, a su solidez, a su porte, al musgo que lo adorna y remata, a su duración. Nada que ver con el hormigón, el alambre y la concertina de estos tiempos.


25. Y para concluir, el café de la tarde sí cabe en uno de los establecimientos de la glorieta, ahora graciosamente abierto al parroquiano, que ya templa el sol en lo alto y que algo habrá que hacer por la caja aunque estemos en Segovia.

No me resisto a incluir aquí un apunte más expresivo y elocuente que mis palabras sobre los hitos de esta estupenda jornada. Pincha y espera a que se cargue.

Que sepas que tu ausencia se nos está haciendo muy larga.


3 comentarios:

  1. ¡ Bravo, bravísimo ! ¡ Qué bella crónica ! Cada vez más perfecta y rica en matices y medios.

    Paco, muchas gracias por tu esfuerzo y por la gran labor que desarrollas en la contemplación de la Naturaleza y Protección de la Vida Salvaje y los jaguares.

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  2. Sigue comentario de Rodrigo enviado por mail:

    ¡Qué espléndido reportaje! ¡Que gallardos y aguerridos caminantes! ¡Qué terror desata el aullido del jaguar!

    ¡Volveré en mayo, queridos amigos!

    Abrazos y besos,
    Rodrigo

    PD.- Lo sabía de memoria un día ya lejano:

    Que por mayo era, por mayo,
    cuando hace la calor,
    cuando los trigos encañan
    y están los campos en flor,
    cuando canta la calandria
    y responde el ruiseñor,
    cuando los enamorados
    van a servir al amor,
    sino yo, triste, cuitado,
    que vivo en esta prisión,
    que ni sé cuándo es de día,
    ni cuándo las noches son,
    sino por una avecilla
    que me cantaba al albor.
    Matómela un ballestero;
    déle Dios mal galardón.

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  3. Y aquí, el comentario de Ignacio:

    Paco, te envío mi comentario via email porque el blog se ha puesto tonto y ahora exige identificarse en google+ cosa que me repatea.

    "Paco, cada día te superas. No solamente has innovado en el formato del blog, sino que ahora incluyes testimonios de la fauna salvaje en vías de extinción en las laderas de LGdeSI (así lo escribirían los yanquees). Creo que no llegamos a ver el jaguar porque creo que es de hábitos nocturnos y ya se sabe lo que ocurre cuando te pasas la noche de batida intentando llevarte a la cama a una buena hembra.

    Ignacio

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