sábado, 16 de abril de 2016

13 de abril de 2016, EL PINAR DE CASASOLA

Querido Rodrigo,

La excursión de hoy salió bien porque no llovió y eso que había apreciables posibilidades de agua según la previsión meteorológica. También salió bien porque hicimos el recorrido previsto, porque no hubo contratiempos dignos de referir y porque disfrutamos del paseo y de la compañía.

El caso es que estamos teniendo una primavera de tiempo cambiante aunque más bien fresca y más bien lluviosa. El temor de un suelo excesivamente embarrado nos hizo abandonar el plan propuesto por Antonio de un recorrido por la cárcavas del embalse del Burujón, en la provincia de Toledo, y sustituirlo por éste, inventado por Salva para la siguiente semana. Pero las perspectivas seguían siendo malas. El lunes 11 volví de Segovia a Madrid con nieve en el puerto de Navacerrada y el martes 12 llovió con ganas. El miércoles 13 amaneció con más nubes que claros, sin lluvia. Después del café consuetudinario en la gasolinera de Venturada seguía habiendo solamente más nubes que claros, así que, careciendo de razones de peso para cancelar el paseo, a una orden de Salva cogimos los coches y nos fuimos a Berzosa de Lozoya, allí donde estuvimos contigo el pasado 20 de enero para subir a la Peña del Águila.


1. Se emprende la marcha desde Berzosa, a las 11,15, con fresco y esas nubes tan fotogénicas como telón de fondo. Hay una breve conversación con dos lugareños sobre casas de comidas de la zona, por si un acaso.



2 y 3. Dos momentos de la primera parte del paseo. Un camino al descubierto, con el horizonte de la serrezuela que recorrimos ese día de enero que te he mencionado. Más tarde, a los tres cuartos de hora de haber emprendido la marcha, ya en el solysombra del pinar de Casasola.



4, 5, 6 y 7. La parada para el piscolabis sucede en el Albergue de Casasola, una buena casa con corraliza, ahora cerrada y en estado de abandono. Hay una mesa de picnic en la proximidad, que aprovechamos para dotar al acto del plátano y las bolitas de queso de una cierta solemnidad cómoda o comodidad solemne. El día ya se ha puesto inmejorable.



8. Desde el Albergue, un paseíto breve entre pinos para acercarse a las vistas del embalse del Villar. Y hablando de vistas, veo que se me ha olvidado referenciar la foto en el mapa pero seguro que sabrás ubicarla.



Fotografía cortesía de Antonio, hábil ya en el retrato de panorámicas con el móvil

9, 10, 11 y 12. En nuestro mirador y desde nuestro mirador. Uno de esos momentos de nuestros paseos -siempre los hay- en los que dan ganas de quedarse un rato más. Luego vino otro, que ya te señalaré.



13 y 14. Los restos de las pasadas lluvias nos obligan de vez en cuando a hacer equilibrios para no mojarnos los pies. Un azud -puntualiza Joaquín- muy bien conservado, en el Arroyo de Cabeza de Enmedio.



15, 16, 17 y 18. Cerca de las tres de la tarde nos volvemos a parar para el almuerzo, una vez abandonada la idea de hacerlo a-borde-manteles, que el día está muy bueno y el lugar elegido, sobre unos asientos de roca seca, muy agradable. Cuesta volver a ponerse en marcha. Cuesta casi más no detenerse un rato en la pradera de verde y mullida hierba que atravesamos más adelante y sestear como el sous-préfet de Alphonse Daudet de mi predilección y con el que suelo dar tanto la lata a mis amigos cada vez que la ocasión se pone propicia:


Como seguro eres de los que aprendimos francés en el colegio, te lo dejo aquí arriba al alcance de un click para que lo disfrutes y ya no insistiré más.



20 y 21. Entre los ejemplos de hoy de poner puertas al campo, éste de la foto se significa por haber necesitado del esfuerzo colaborativo de varios de nosotros para devolverle su posición original después de haberlo abierto: ya sabes que somos de los que nunca dejamos una sola puerta, portillo o cancela de forma distinta a la que tenía cuando la encontramos. Todavía, para llegar a Berzosa, hay que remontar una buena cuesta, que cuesta.



22 y 23. Se remata este descansado paseo primaveral entre almendros florecidos, así que corresponde felicitar a Salva por la elección del lugar y el éxito en el encargo de un tiempo tan propicio para estos menesteres.


24. Donde se decide, al tiempo de quitarse las botas y meter las mochilas en los coches, buscar un bar al aire libre para el café de la tarde o los refrescos.
Cortesía de Ignacio

Damos con él en El Berrueco, al aire libre sí, y con el detalle de humor más bien grueso y procaz en los lavabos, como corresponde a nuestra idiosincracia rural y popular, tan fatigosa e infatigable.

De manera, Rodrigo, que así vamos empleando nuestros miércoles durante tu estancia en ese país de las flores y tan de moda entre nosotros en estos tiempos por razones equivocadas. En el momento de acabar la redacción de esta crónica, llueve en Madrid con ganas.

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