martes, 9 de febrero de 2016

3 de febrero de 2016, NAVARRULAQUE

Crónica de un paseo en que la imagen pesa más que las palabras, afortunadamente para el lector.


10:00 En la cantina de estación de Cercedilla, donde Salva nos había citado, sin Salva y sin otros bastantes, cada uno y su motivo para no estar. Algunos con dolencias y otros con simples ausencias. Es decir, que estamos para andar hoy Antonio, Gonzalo, Ignacio, Rafa y un servidor. Uno de los ausentes ha dicho por e-mail que no le duele nada y, sin embargo, le creemos.



Arriba, de izquierda a derecha y de arriba a abajo:

1 En el aparcamiento de Majavilán, a las 10:36, con sitio para aparcar entre algunos coches de excursionistas más madrugadores. El día está bueno, fresco, con nubes en unas cumbres que deberían estar blancas en esta época del año y no lo están. Dicen que El Niño es el culpable; no me lo confundan con el de Belén, por favor.
2 El camino de hoy, hacia Navarrulaque, se coge más abajo de Casa Cirilo y de la Casa Forestal. Me han llamado la atención esos blancos y desnudos arbolillos, quizá abedules, que nacen agrupados y parecen inocentes intrusos en el bosque de pinos.
Hacia el río de la Venta, las muchas pisadas de los que frecuentan este lugar han convertido gran parte de la pradera en camino.
4 Se pasa el río por un "puentecito", como aquél de los payasos de la tele. Más adelante utilizaremos para pasar otro arroyo una alternativa de hace mil años, más recia y desafiante. Antonio no es de los que miran hacia atrás, pero el cronista reclama su atención para la foto.
5 La ladera de las Berreas, hasta Navarrulaque, se tramita por buenos caminos, de pendiente suave,
6 ... pero ojo con las raíces, sobre todo si usted baja corriendo y a lo loco.

11:38 Hay un banco que ni pintiparado para la foto de grupo de estos veteranos

Alrededor de las 12 del mediodía acabamos con las Berreas y nos asomamos al mirador de Luis Rosales para ver Camorritos y Cercedilla. No muy inspirado, el poeta decía: "Las noches de Cercedilla las llevo en mi soledad, y son ya la última linde que yo quisiera mirar".



Nosotros lo vemos de día, algo velado por la bruma. Por nuestra parte, al menos por la mía, aún no decididos acerca de si es esa la última linde que quisiéramos mirar porque en esta sierra abundan las vistas preciosas y no es cosa de comprometerse tanto.


Vistas preciosas, incluso sin sus colores, que he arrebatado en un arrebato de nostalgia por el blanco y negro, son las que nos ofrece este mirador. Una, hacia la Peñota y la cuerda que la precede desde peña Bercial y compañeras. Otra, hacia la Maliciosa semivelada por una descarada nube.



12:30 Donde el poeta, al resguardo del vientecillo y con el sol de cara, nos aplicamos al piscolabis.



Pasamos por alto la existencia de una pequeña biblioteca con obras de Rosales y cuadernos diversos, contenida en un cofre metálico y pulcramente rotulada. Propongo que, cuando los años pesen, mucho más adelante, hagamos un paseo lento, pródigo en paradas y dedicado a los poetas de la sierra y a los bocaditos de nata. Me temo que no voy a contar con una acogida entusiasta pero ahí lo dejo.



Nuestro paseo continúa por el llano de Navarrulaque y hacemos una breve parada en el reloj de Cela. Omito la mención de la hora porque todos ustedes la tienen a la vista, precisiones aparte, en el propio reloj, que para eso está.



Debajo, de izquierda a derecha:

1 En la carretera de la República, hacia el puerto de la Fuenfría. Largo trayecto sin muchas emociones, con viento helado y conversaciones, que diría Manolo Rincón.
2 Puerto de la Fuenfría y un Montón de Trigo de presencia brumosa y, por eso solamente, lejana. Si hubiera estado Aurelio, habría propuesto un garbeo hasta su cumbre. A nosotros nos faltan arrestos y a alguno le sobran medicinas.
3 Pequeña y breve conferencia para decidir si se sigue hasta el collado de Marichiva, como estaba previsto, o regresar hacia Las Dehesas. Vence esta segunda opción por la misma razón expuesta más arriba.



Debajo, de izquierda a derecha y de arriba a abajo:

1 Antes había una calzada, la romana de toda la vida, para ir de Las Dehesas hasta La Fuenfría. Hoy, con esto de que la memoria histórica ha aumentado, es un decir, también hay una "calzada borbónica", además del camino viejo de Segovia, cuyos trazados a veces se superponen y confunden. De manera que, aunque hacemos intención de usar la calzada romana, vayan ustedes a saber cuál de los caminos hemos gastado hoy un poco más con nuestras botas.
2 Gonzalo se pregunta acerca del porqué de esos pliegues en el tronco del pino muerto. No supe responderle entonces y tampoco ahora. Si algún avisado lector tiene la explicación, la sección de comentarios de este blog habrá encontrado una utilidad adicional.
3 Una hermosa rama se inclina bajo el peso de sus hojas, ¿o lo hace al paso de estos caminantes hebdomadarios?
4 Ya son las 14:12 y convendría un lugar apropiado para el almuerzo.



Mientras lo encontramos, y en el modo de Ignacio, que tanto éxito tiene con sus reportajes fotográficos, no me resisto a ofrecerles unos iconos de nuestro paseo, sin más letra que distraiga.



Ya hemos dado con un recinto apropiado: cuatro paredes sólidamente asentadas, calor natural y buena iluminación, silla o sillón al gusto, mesa de comedor en una esquina, amplio espacio para compartir, agua corriente ahí mismito. ¿Quién puede ofrecer algo mejor?



Son más de las tres de la tarde cuando abandonamos el lugar del almuerzo. Un discreto panel informativo nos dice que hemos estado entre los restos de una construcción con mil años de antigüedad, tantos como el paso de piedra que sirve para cruzar el ora mínimo, ora caudaloso arroyo, según el tiempo que haga y al Niño se le ocurra.



Arriba, de izquierda a derecha y de arriba a abajo

1 El antiguo paso de piedra artesanal.
2 Majalasna, el primero de los Siete Picos
3 El empedrado de la calzada romana
4 En amigable conversación, Gonzalo y Antonio finalizan el paseo de hoy. Son las 15:30, algo pasadas.

Después, en Cercedilla, en un bar al lado de la estación, nos tomamos un café y nos despedimos hasta el próximo día y ustedes que lo vean.


Resultó ser éste un paseo de 13 km. y 504 m. de desnivel.


1 comentario:

  1. Paco, bonita crónica. Muy bien la licencia al blanco y negro.
    También la propuesta de los poetas y los bocaditos de nata. Yo la apoyo.

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