domingo, 7 de marzo de 2021

3 de marzo de 2021, ALTO DEL PORREJÓN

 Dos puntualizaciones: 
  • Lo de "alto" no me acaba de convencer. El Porrejón es un monte alto aunque no demasiado -1.823 m.-, pero es un monte, una montaña, incluso un pico. Parece como si lo de alto le quitara un poco de categoría. Yo me quedaría con "El Parrejón" a secas.
  • El día estaba gris, turbio. En parte por la ausencia de Gonzalo, el inventor de este paseo; en parte por polvo del desierto. Pero el sol hizo su aparición -bien que tímida- y es que los demás también sumamos: Antonio, Ignacio, Joaquín, José Luis, José María, Marc, Rafa y este que lo es.

10:58 Al arranque, ese era el terroso horizonte 

En la subida al puerto de la Puebla, en la sierra del Rincón, antes de llegar arriba, se dejaron dos coches para facilitar un incómodo tramo en el final del paseo. Hemos pasado por la gasolinera y sus cafés antes de emprender la marcha hasta este remoto rincón de la sierra norte de Madrid. Rincón está bien puesto: como lugar discreto y apartado y como esquina o ángulo de las dos fronteras del norte de Madrid, con Guadalajara y con Segovia. A muchos nos gusta esta sierra brava, tan alejada del pinturero tópico de los navacerradas, cercedillas y bolas; a Rafa, creo, especialmente. Y Rafa nunca se pierde las andanzas de por aquí.

11:05 Un senderito para empezar a hacer boca
Desde el puerto hay que recorrer la línea de cumbres que conduce al Parrejón y al collado de las Palomas; no hay pérdida; una primera se llama cerro Montejo; después, el Contadero, el Porrejón y Peña Hierro; y el collado. Todo el camino en alto, con vistas si no fuera por la bruma africana, con aglomeraciones de rocas puntiagudas para dar interés al recorrido.

11:11 La casetita de Cerro Montejo ya muy detrás
Si se hubiera querido, vana suposición, las rocas del Contadero ofrecen posibilidades de escalada, es un decir. Pero sí es verdad que hay que elegir si por aquí o por allá entre algunos canalizos y muchas aristas. El cronista rodeó por un sitio y sus amigos por otro, pero se juntaron después. Las fotos siguientes van de eso y son fácilmente interpretables, de manera que no entramos en más detalles. Joaquín, que se incorporaba a estos paseos tras largo confinamiento obligado, hizo como si nada esta parte del recorrido. Lo digo no por nada sino para que él mismo caiga en la cuenta.

11:40 Entrando en la "escalada" al Contadero
Desde la cima del Contadero
11:54 Saliendo de la "escalada" al Contadero
Y el piscolabis, con puntualidad acerada, antes de arribar al Porrejón. Unas rocas con mal asiento, de tan picudas, las mismas vistas turbias y las fuerzas intactas. Estas precisiones se hacen casi solamente para facilitar la preparación de futuras visitas a estos parajes, que las habrá.

11:59 Las peñas elegidas para el piscolabis, en un subido -a propósito- color de desierto
12:07 Durante el piscolabis propiamente dicho
Le llega el turno al Porrejón, cumbre del paseo en altura y dignidad geodésica pero de más sencillo acceso que la del Contadero. Unas rocas que sirven de base para la columna, pilar o pilón del vértice y que dan la sensación de que se ha puesto el hito o la guinda en la jornada.

12:47 "Hemos hecho cumbre", se diría en el castizo argot montañero
12:49 Rafa señala la Peña de la Cabra, no se sabe con qué intenciones
El pie de la foto anterior es mentiroso. Rafa señala la Peña de la Cabra con el propósito de proponerla como meta de una próxima salida. El cronista piensa por su parte en La Tornera con la seguridad de que tampoco a ésta Rafa le haría ascos. Habrá que madurar futuros planes. Y es que conforme se aproxima la hora del almuerzo, crecen las expectativas de propuestas para la siguiente semana.

12:56 Aún queda nieve en la ladera norte del Porrejón
Algo más de 1 km. desde la cima de hoy hasta el collado de las Palomas, -de las Palomas, Ignacio- con el bonito promontorio rocoso de Peña Hierro al frente invitando a la trepada, otra vana tentación.  

13:17 Hacia Peña Hierro
En el collado de las Palomas hay un puesto de caza para el paso de las palomas torcaces. Miro por el suelo y no veo cartuchos vacíos. Puede que el puesto ya no se use o que el buen sentido de los cazadores se haya impuesto y recojan oportunamente la munición. Puede también que ya no sea tan atractivo el puesto porque las palomas hayan modificado sus hábitos o sus rutas, cualquier cosa en este tiempo de migraciones y cambios descontrolados. Desde el collado hay que volverse hacia el norte y hacer el descenso más pronunciado del día por lo que, más que un camino, parece un cortafuegos. Ocasión para acordarse de unas rodillas que ya no son lo que eran, así que el término de la bajada en una amplia pista hoy se recibe con gusto. Aquí las velocidades de marcha se adaptan al ritmo de cada cual y hay bastante separación entre grupos.

13:43 Collado de las Palomas hacia abajo
14:16 La bienvenida pista horizontal
Donde la pista gira hacia el oeste los más adelantados encuentran otro grupo de rocas que les parece propicio para la comida a pesar de la advertencia escrita sobre el peligro de unas supuestas abejas de las que no llegamos a tener noticia. Otra cosa es el peligro que hubiéramos corrido si nos hubiéramos cruzado con una enorme máquina taladora - podadora - desbrozadora que vimos pasar por la pista al poco de sentarnos. Buena, eficaz trabajadora de cuya labor vimos el resultado en el aseo de las márgenes del camino e incluso en las praderas de más arriba, limpias de retama y matorrales secos.

14:24 Comida donde las abejas
La máquina
De la comida se puede reseñar que, en ausencia de los chocolates de Rodrigo, Marc ha hecho aparecer unas galletas con mermelada y chocolate que están siendo objeto de un caluroso recibimiento. De sustituto o sucedáneo del muriel no se sabe nada hasta el momento. Cualquier día alguien nos aparece con una bebida energética, Dios no lo quiera.

Tras el almuerzo y la asignación voluntaria de proponente para la próxima salida, reanudamos la marcha por buena pista, casi horizontal, con un tantico de subida hasta el collado Salinero y otro tanto de descenso desde allí hasta donde se habían dejado los dos coches. En el terreno del collado Salinero había pintada una línea roja que apuntaba a un vecino cerrete puntiagudo que también se llama Salinero, qué casualidad. La raya la había pintado Gonzalo solamente como invitación a disfrutar de la oportunidad, pero teniendo en cuenta que oportunidad debe significar -y significa- mejora, allá que fueron algunos, cuatro para ser precisos, mientras que la otra mitad del grupo sesteaba con el respaldo de una caseta - depósito.

15:48 Ignacio ondea la bandera de la conquista del Cerro Salinero
El Collado Salinero y la pista que recorremos
15:59 El grupo tras la breve escapada al Cerro Salinero
Sigue la excursión hacia La Morra por la buena pista. El sol, poniente, y el aire parece aún más cargado. Pesan tantas subidas y bajadas pero hay una común impresión de haber dado fin a una espléndida jornada. Ya sabemos que esto no es una rendición de cuentas, pero queremos para que conste y para que se entere el organizador ausente de lo bien que nos ha ido.

16:25 El último tramo de pista
17:16 Y un café en Prádena del Rincón. Como se lleva la ocultación, el fotógrafo no se ha esforzado en mostrar los rostros
10,9 km., 401 m. tres cumbres, dos collados




2 comentarios:

  1. Qué suerte tenemos de formar parte de un grupo tan amigable, motivado y entusiasta, qué suerte tenemos de poder salir cada semana a esta sierra tan cerca de Madrid y tan diversa, qué suerte tenemos de poder disfrutar cada semana o así, del sano ejercicio y el aire puro. Realmente, me siento un gran afortunado por compartir los buenos momentos de una vida que a este paso espero sea lo más dilatada y placentera.

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  2. Excelente día; por la ruta, por su diseño, por el grupo... Todo ello queda perfectamente plasmado en la bonita crónica de nuestro Paco. ¡Para envidea de los chinos, y tambien de los americanos!
    Esta, en algún momento, hanbrá que repetirla.

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