domingo, 4 de noviembre de 2018

24 de octubre de 2018, EL PEÑALARA

El cronista y editor habitual de este semanal de los miércoles se lo perdió por segundo año consecutivo. Quiero decir, el paseo hasta Peñalara o "El Peñalara" como Antonio bien titula. Antes de que se dijera Bola, decíamos La Bola y me gustaba más. Así que, ahora, me paso de Peñalara a El Peñalara, que es el pico o cima meta de la excursión de hoy, descrita y glosada muy castiza y sintéticamente por Antonio.


El Peñalara y un coche guinda. Así subtitularía yo esta excursión porque fueron para mí dos novedades importantes. La primera por ser mi bautismo en la subida a este mítico pico de la Sierra de Guadarrama que siempre me había causado un gran respeto. La segunda porque todavía tengo la boca abierta y los ojos platiformes después de admirar la máquina del jodío vasco. Me recordó al famoso coche de aquella serie de Tv, que hablaba y todo, pero aquél en blanco y negro y éste en guinda fosforito.

- “Pues qué, ¿iba a ser menos un coche vasco?“ (El coche ya ha pedido el empadronamiento en Bilbo).

- ¿Y de hablar?

- “Pues se le enseña, ya me encargo yo. En euskera, claro“

Bueno, pues en el aparcamiento del Puerto de Cotos, a eso de las diez, nos reunimos los mierconistas disponibles, a saber: Paco A., Juan Ignacio, Aurelio, Gonzalo, Jose Luis H., Rafa, yo y Pedro, y pongo a Pedro al final porque tuvo dificultades de tráfico y llegó media hora más tarde, mientras los demás le esperábamos tomándonos el reglamentario café en la Venta Marcelino.

Con buen ánimo y muy buen tiempo, enfilamos el Camino de Peña Citores y al llegar a la Fuente de los Pájaros atrochamos para llegar al pie de la Hermana Mayor. Creo que hicimos marca porque subimos esos primeros 400 m. en un pis-pas. Según Juan Ignacio, en las subidas anteriores no se alcanzó esa marca, por lo que nos merecimos el piscolabis.





Un ultimo empujón para rematar los 260 m. que nos restaban y a las 12:00 o´clock nos encontrábamos formando parte de la muchedumbre que rodeaba el poste geográfico de la cumbre. Total, 2.428 m. los hace cualquiera. Con el dia tan claro, se podían ver todas las cumbres que nos rodeaban y vislumbrar nuestro querido valle de Lozoya, pantano de Pinilla incluido. Foto del grupo para la posteridad.




Cresteando y rodeando la Hermana Menor, descendimos por una senda ???, que más parecía un pedregal, hasta un punto desde el que partía un camino al Refugio Zabala. Eran ya las tres de la tarde y los estómagos de Gonzalo y José Luis reclamaban perentoriamente la comida, así que junto con Pedro, que tenía prisa en volver, decidieron almorzar allí mismo, mientras que el resto esperamos un poco más para comer en el refugio Zabala al que llegamos en quince minutos. Nos rodeaba el Circo y teniamos la Laguna Grande de Peñalara a nuestros pies.



Gonzalo y José Luis se unieron después a nuestro grupo y nuevamente nos dividimos en dos secciones, una que se precipitó desde el refugio a la laguna y otra que volvió por la senda por donde veníamos bajando. (El cronista pide al curioso lector que ponga nombre a los componentes de cada sección).



Una última media hora bajando y refrescos en la Venta Marcelino.

2 comentarios:

  1. Bien por el cronista y fotógrafo. Muy original relato de otra estupenda jornada mierconista.

    ResponderEliminar
  2. Antonio,
    Te has portado.
    Excelente crónica.

    ResponderEliminar