domingo, 11 de junio de 2017

7 de junio de 2017, LA CABAÑA DEL TÍO BLAS

Que trata de la aventura de nuestro grupo buscando una cabaña oculta en el bosque y de otras inocentes distracciones, en un espléndido día.


Milagrosamente, el Roma de La Granja nos esperaba con sus puertas abiertas para los cafés acostumbrados. Eran las 10,15 de la mañana y el día sonreía de puro luminoso y limpio, con su aire todavía fresquito y sus fragancias primaverales aún intactas. Antes de las 11, echamos a andar desde la puerta de Cosíos en un solysombra que no abandonaremos en toda la calurosa jornada. Por cierto, que unos dicen Cossío, otros Cosio y otros Cosíos; que muchos mencionan la puerta pero ninguno da razón del porqué ese nombre.



El caminito adelante alterna sendero de tierra, pista carretera y tramos de asfalto. Todo él cuesta arriba, pero poco a poco, sin agobios. No falta el agua de algún arroyo y de la cacera que alimenta El Mar de los jardines del palacio.



Entre esa zona que, en el mapa, aparece como Los Tobarejos, y la Fuente del Chotete, la pista es lo suficientemente ancha como para permitir el paso de grandes camiones que trasiegan virutas de madera de pino. Los camiones caben, pero nosotros nos apartamos prudentemente a su paso y disfrutamos, en las tres o cuatro ocasiones en que se nos echan encima, de la fragante polvareda que levantan.

La fuente del Chotete está, más o menos, a hora y media de camino y 280 metros más arriba de la Puerta de Cosíos. La fuente del Chotete tiene un caño con agua muy fresca, no tanto que no se pueda beber. La fuente del Chotete está coronada por un imponente retablo de piedras aristadas. La fuente del Chotete, lo dice un rótulo de madera que hay allí, se llama así y no como el chocarrero patán del IGN ha escrito en el mapa. La toponimia también pasa por horas bajas y los lectores de este blog ya me lo han leído. En la fuente del Chotete (¿te enteras, cartógrafo disgráfico?) tomamos el piscolabis.



Luego, el camino se hace sendero, que es como debe ser y cosa que me gusta, imposible para camionazos y vehículos varios de supuesta vigilancia forestal. Algún tramo en el que la pendiente se hace más costosa, oportunidad para jadeos y resoplidos que no merman la conversación ni, menos aún, el ánimo. De vez en cuando nos habría tocado torear, pero el día no está para lances y el ganado nos da la espalda con desdén. Seguimos, aproximadamente, el curso del arroyo que dicen de Carneros, aunque, visto lo visto, también podría llamarse de cualquier otra forma.



Los últimos centenares de metros, antes de la Cabaña del Tío Blas, se hacen largos. Y es que la tal cabaña es de naturaleza esquiva y un poco arisca, emboscada y camuflada entre rocas y troncos y maleza. Hay que cruzar el arroyo y volver a cruzarlo más tarde, y vencer un repecho y esquivar unas zarzas.



La Cabaña del Tío Blas en una rústica construcción de piedras sueltas, bien conservada. La Cabaña del Tío Blas tiene una puerta muy pequeña para entrar a gatas y una tela de plástico azul sobre el tejado de troncos. La tela debe proteger un tanto el interior de la cabaña del agua y de las hojas. Pero, sobre todo, la tela tiñe de azul la luz que pasa entre los troncos del tejado y convierte el tosco recinto en un acuario transparente. Nadie se anima a entrar, que basta con la sombra del bosque para dar cuenta del temprano almuerzo. Apenas ha pasado la una de la tarde pero el lugar y el momento parecen propicios.



El almuerzo se prolonga hoy hasta cerca de una hora. Aurelio aporta el vino y el enfoque oblicuo. Es el momento de recordar a los ausentes por causa de cuidados médicos, Pedro, Rafa, Rodrigo y Salva y de hacer votos por su pronto regreso. Paco A., José Luis H. y José Luis A. saben que también les echamos de menos.



En el camino de vuelta utilizamos la margen derecha del arroyo y damos con unos avisos en rústico grabado: a La Granja, 1:30 horas y a Dos Cabañas, 15 minutos. Como no parece que Dos Cabañas esté entre nuestros objetivos de hoy, nos quedamos con el dato de la duración del recorrido hasta La Granja y ya veremos qué pasa. Por nuestra parte, no tenemos intención de batir ningún récord. Son las 2:20 de la tarde.



Cuando volvemos a pasar por la pequeña factoría de escamas de madera y sus grandes máquinas, ahora en reposo, hacemos foto de grupo y averiguamos que la verde y enorme trituradora procede de Michigan, U.S.A., importante dato para este grupo de ingenieros en paro jubiloso.



Ya saben ustedes que los caminos de vuelta son menos pródigos en sucesos que los de ida. Por eso es tan mala cosa estar de vuelta de todo, créanme.

Si hubiera algo que decir para futura recordación, podría apuntarse que hemos vuelto a pasar por la Fuente del Chotete y que allí nos hemos refrescado porque el calor ya apretaba; que hemos elegido un recorrido distinto para la última parte de nuestra excursión, acercándonos más a la magnífica pared del recinto del palacio; que hemos hecho un alto en las inmediaciones del aliviadero del agua de las famosas fuentes, en unas mesas de picnic que hay instaladas en su vecindad; que las jaras ya están en flor; que llegamos a los coches, donde la Puerta de Cosíos, a las cuatro y pico de la tarde, con más de media hora de retraso sobre la duración que se nos indicaba en el tablón de antes; que, no menos milagrosamente que por la mañana, el Roma seguía con sus puertas abiertas y que allí, al exterior, a la sombra, tomamos unos refrescos y prolongamos las conversaciones que traíamos, aun sin agotarlas; que ha sido un día espléndido, qué quieren ustedes que les diga.


5 comentarios:

  1. Al ver la foto del interior de la cabaña me viene la imagen de lo asquerosas que estaban las cabañas y refugios en las zonas montañosas de Madrid y alrededores. Y vengo observando con sorpresa y satisfacción que los que nos vamos encontrando en estos últimos años suelen estar limpios, ordenados y sin pintadas o gamberradas, vamos que parece que en este país hemos avanzado en educación y respeto de lo común. ¿O será que los horteras, gamberros, salvajes y demás tribus ya no sube a la montaña porque tienen cosas mejores que hacer en la ciudad?
    Paco, gracias por el reportaje y por mantener la llama viva.

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  2. Muy bonita la foto de la cabaña azul. Yo no entré y ahora lo siento-
    Felicitaciones por la foto y la crónica.

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  3. ¡Magnífico reportaje! Leerlo es un poco como haber estado allí. Gracias por recordar a los ausentes.

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  4. Me ha gustado mucho la crónica escrita y el reportaje gráfico. Lástima por no haber podido estar.
    Lo he entendido todo pero me queda una duda ¿qué o quién era Chotete tan importante para tener dedicada una fuente? El cronista no lo aclara.

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    1. José Luis, ya me gustaría saber quien o qué es el Chotete. Me imagino que se trata de un choto pequeño o chotito que andaba por allí y al que su dueño decidió recordarlo en ese lugar. El origen de los toponímicos rurales suele ser así de sencillo. Nada que ver con la versión del cartógrafo.

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