lunes, 10 de mayo de 2021

5 de mayo de 2021, EMBALSE DE SANTILLANA

Con el diestro titular - es un decir- en la enfermería, José Luis H. sale al quite con lucimiento y palmas. Gracias José Luis, que aunque este astado de nuestra bitácora no tiene mucho peligro, un toro es un toro.


Continuamos en fechas de vacunas y demás actividades relacionadas con los médicos en general, de tal modo que la participación se ha reducido un poco, aunque seguimos manteniendo el pabellón mierconista bien alto.

De nuevo estamos a las 10:00 h en el “aparcamiento natural” del Puente Medieval en las proximidades del km 39 de la carretera M-607. En esta ocasión: Ignacio, (convocante), Rodrigo, Antonio, Rafa, Gonzalo, Marc y este cronista ocasional. Esta ruta estaba prevista para la semana pasada, pero hubo de ser aplazada por las circunstancias climáticas. Hoy el pronóstico es muy bueno y no parece que pueda haber sorpresas.

No hace mucho que hemos estado en esta zona, pero hoy vamos a hacer una ruta bien distinta: aguas arriba del Río Manzanares. Comenzamos justamente atravesando el ya famoso Puente del Batán, también conocido como Puente Nuevo o Puente Medieval, ya que se trata de una construcción de dicha época. Hay referencias de que puede datar de 1578 aunque tuvo que ser reconstruido a partir de 1680 cuando fue seriamente dañado por una riada.


A nuestra derecha dejamos la estación elevadora de Santillana y nos dirigimos hacia nuestro destino por la pista que transcurre entre el Cordel Prado de Tejada y Cordel de Cantalojas. Pronto alcanzamos el punto 4 de nuestro recorrido donde debemos atravesar por primera vez el río, en este caso por un puente en la propia pista. 


Enseguida debemos atravesar el Arroyo del Navalmojón muy cerca de su confluencia con el Río. Aquí no hay puente y le hacemos frente sobre las piedras más o menos bien puestas. Sin novedad. El camino es bueno y con un desnivel muy asequible. El paisaje a ambos lados magnífico. 


Ahora transcurre entre el Arroyo a nuestra derecha y el Cordel del Sacedón en terrenos vallados propiedad del Canal de Isabel II. Una pequeña parada de parte del grupo.


Continuamos la ruta, ahora por la zona llamada Cerca Cachopín. A la izquierda dejamos la Presa de Santillana que apenas intuimos. Hoy la cosa va de Cordeles. En este tramo dejamos a la izquierda el Cordel del Juncar y avanzamos hasta encontrar la primera dificultad de la jornada que nos proporciona el toque de aventura que siempre anima el día. Una hermosa tapia de piedras superpuestas que, afortunadamente no es muy alta y presenta una zona algo deteriorada que nos permite superarla sin grandes esfuerzos. Son aproximadamente las 11:30.

A partir de aquí el camino transcurre, sin grandes sorpresas, bastante visible y, eso sí, con frecuentes entradas y salidas de la cerca de alambre de espinos que está presente en todo el trayecto suponemos que a modo de protección para que el ganado o el personal no pueda acercarse al agua. Nosotros lo hacemos enseguida. De hecho, el resto de la mañana la ruta transcurre prácticamente por el borde del embalse.





A la hora acostumbrada, mediodía, encontramos unas espléndidas rocas donde sentar nuestros reales para reponer fuerzas. Es el piscolabis que hacemos, como queda dicho, al borde mismo de las aguas del embalse. En esta faena consumimos más o menos media hora de agradable charla, transcurrida la cual retomamos el camino, no sin antes despedir a Gonzalo que ha de atender otras actividades. 


Continuamos bordeando el Embalse. A nuestra izquierda, Cerro Casar que es realmente una isla a estas alturas del año con el Embalse prácticamente lleno. En otras épocas, existe una pista o carretera que comunica esta parte con la península en la zona llamada Los Linares, próxima la km. 19 de la M-608.

De proto, un homenaje un poco chungo a las puertas del campo. Del somier solo queda el herrumbroso marco como muestra de que, en algún momento, en este punto hubo una puerta para facilitar o prohibir el paso de las gentes. 


En este tramo podemos disfrutar de las evoluciones de algunas aves, creemos que migratorias, que se han instalado en la zona y nos amenizan el camino.



Llegamos a las proximidades del punto previsto para el retorno. Empieza a apretar el calor. Hoy nos lo hemos tomado con tranquilidad y vamos sobrados de tiempo, así que procedemos a descansar un rato a la sombra de algún árbol que nos cobija bajo su copa.

El retorno lo hacemos por el mismo camino de ida hasta que encontramos un buen sitio para comer a eso de las 14 horas. Poco antes nos cruzamos con un solitario jinete a caballo que Rafa admira. De nuevo al borde del agua sobre unas cómodas piedras en una zona próxima a donde paramos para el piscolabis. Se agradece la sombra.

El agua del Embalse está como un plato, sin embargo, una leve brisilla hace que susurre ligeramente en la orilla y transmita una sensación agradable a los que allí descansamos y comemos.


Tras la comida emprendemos el retorno tranquilamente. Solo al llegar al muro de piedras que saltamos esta mañana se perturba nuestra apacible caminata. Hay que volver a saltar y, a esta hora de la tarde uno no está en tan buena disposición. No obstante, la faena se remata sin grandes complicaciones. Hay experiencia acumulada en este grupo.


Tenemos un buen trecho que aprovechamos para la charla y deleitarnos en el bonito paisaje que nos rodea. Enseguida estamos de nuevo en las proximidades del Arroyo del Navalmojón. Hay que volver a cruzar sobre las piedras, esta vez con más soltura, muy cerca de donde se encuentra con el Río Manzanares.


Son alrededor de las cuatro de la tarde. La ruta va llegando a su fin. En el horizonte el viaducto sobre la M-607 y el aparcamiento. Algo mas de 13 km. y siete horas en total. Un magnífico día.

1 comentario:

  1. Te pido perdón, Jose Luis, por no haber valorado en su debido momento la magnifica descripción de la excursión. Creo que te sentiste un poco dolido por ello y, estimo que con razón. Hacer una crónica de nuestros paseos no es facil y solo un titán y agil escritor como Paco, puede atreverse con ese desafio.
    Pero aparte de este comentario y centrándome en este paseo, yo lo calificaría de modélico, en su organización, diseño y clima que nos acompañó.
    Y creo que ese ha sido el sentir general, aunque ya sabemos que los escaladores de raza gustan más de alguna que otra pendiente.
    Puedo decir que en el planteamiento de la siguiente excursión, Rafa nos propuso la Laguna de los Pajaros. ¿ Por qué sería ?

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