domingo, 17 de diciembre de 2017

13 de diciembre de 2017, EL CAMINO DEL FAUNO

Ocupaciones varias impiden a este servidor de ustedes unirse hoy al paseo. Y bien que lo he sentido a la vista del espléndido día de nieve y fantasía. José Luis H. toma la pluma y deja en nuestro libro de bitácora esta detallada crónica que Ignacio se encarga de enriquecer con sus fotografías. ¡Qué descanso éste de contar con tan excelentes y puntuales miembros del equipo de redacción! 


En la cafetería Las Farolas, situada al borde la antigua N- VI San Rafael (Segovia) nos reunimos hoy convocados por Rodrigo para hacer la ruta denominada “El Camino del fauno”, al parecer en recuerdo de la película "El laberinto del Fauno" rodada en estos parajes hace algunos años. En esta ocasión acudimos, además de Rodrigo, Gonzalo, Aurelio, Ignacio Antonio, Rafa y este cronista.
La cafetería está situada justo enfrente de la Calle Carlos Mendoza en donde aparcamos y desde donde iniciamos el camino tras los necesarios preparativos. El día se presenta atractivo, con frío nada exagerado, y con posibilidades de nieve en el camino. Cierta división de opiniones respecto de la necesidad de polainas, así que: cada cual a su aire.

Los primeros metros transcurren con normalidad a través del GR 88, que seguiremos en una parte importante de día. Vamos bordeando primero el colegio y polideportivo municipal y más tarde la Cerca de las Monjas, hermoso muro de piedra bastante bien conservado. Enseguida llegamos al lugar marcado en el plano como Explanada Fauno a la altura de la Fuente del Carnero donde empezamos a ver nieve en campos y vegetación.



Hay hasta tres posibles pistas a seguir y nos adentramos por aquella que parece la buena. No obstante, pronto nos damos cuenta que la cosa no está clara. Hacemos sucesivas maniobras de corrección de la marcha atendiendo a las indicaciones de nuestro rutero oficial ante el asombro de algunos de nosotros.



Nada importante que Ignacio define así: siguiendo las huellas del fauno nos fuimos por los cerros de Úbeda. Menos mal que pronto identificamos la causa del problema: las pilas del GPS compradas en el chino. Afortunadamente el líder pudo poner orden en la manada y consiguió abortar el kaos. Rápidamente encontramos “el camino verdadero” y comenzamos la subida hacia el objetivo del día.
Alcanzamos otra pequeña planicie y allí nos hacemos una primera foto de grupo. A estas alturas todos echábamos de menos a ese ser mitológico que tiene figura humana, cuernos y patas de cabra, que habita los campos y selvas de los mitos. No sé cómo lo consiguió Salva, nuestro especialista en las cosas del más allá. Tal vez conoce algún conjuro no confesado. Lo cierto es que, de pronto, ahí estaba como un mierconista más el tal Fauno.



A cada paso que damos la nieve está más presente, el paisaje es formidable y el clima no tiene duda. Sin embargo comenzamos a ver un poco de niebla en las cumbres que amenaza con extenderse. Pronto nos damos cuenta que hoy va a resultar difícil encontrar un sitio cómodo para tomar el piscolabis al modo que gusta este grupo. Todo está cubierto con una capa de nieve. También las piedras que pueden ayudar al descanso de estos guerreros. Tras pasar un torno cuenta-mierconistas encontramos un sitio adecuado para tal fin aunque hoy el refrigerio habrá que tomarlo a pie firme, salvo algunos que no se resisten a limpiar una piedra y acomodar allí sus posaderas.



A estas alturas del día en esta zona se ve el sol que ilumina nuestra estancia y también calienta un poco la nieve depositada en los árboles. Se está mejor fuera del alcance de los grandes goterones que caen de sus copas. Repuestas las fuerzas nos disponemos a seguir la marcha con mucho ánimo.



El paisaje tiene cada vez más belleza, tanto por la nieve que cubre los caminos y la vegetación, como por la presencia de riachuelos por los que empieza a discurrir un poco de esa agua que tanto hemos echado de menos en estos últimos meses.



En un claro del bosque nos hacemos otra foto de grupo, esta vez ya sin la presencia de Fauno. Tal vez no le gusten las alturas.



Hoy no contamos con la presencia de nuestro cronista titular. En cambio sí disponemos de un maestro fotógrafo de excepción que no suele prodigarse en estas cosas de las crónicas porque lo suyo es el arte. Hoy nos echa una buena mano y por lo tanto agrada incluir alguna de sus fotos artísticas de estos parajes.



A medida que seguimos subiendo dejando la umbría del Hornillo a nuestra derecha, la niebla se hace cada vez más espesa. Cuando llegamos al Collado del Hornillo cae ya una lluvia fina pero intensa a modo de orballo, sirimiri o algo parecido, que el término calabobos tiene muchas acepciones y ortografías distintas en los diferentes idiomas y dialectos de esta tierra. Nos agrupamos y reunimos bajo un bonito árbol para protegernos de la lluvia.



No parece ser una buena idea porque los goterones que caen de la nieve que se derrite de las ramas mojan bastante más que a campo abierto. Aquí se trata de decidir qué hacemos. Los hay con ganas de seguir… El refugio de la Salamanca está cerca. Estamos al borde de la vieja carretera que une el Alto del León con Peguerinos. Digo vieja por sus años y por su estado, pero también porque es una vieja amiga de distintas marchas realizadas por esta zona. Otros opinan que lo mejor es regresar y buscar un sitio agradable y seguro para comer. Estos últimos ganan la partida y emprendemos el regreso por el mismo camino; aproximadamente.

Bajando, bajando, el sitio deseado no aparece. La niebla ha ido descendiendo, acompañándonos, pero ya no llueve. El ánimo es bueno. Incluso, en algún momento, contamos con el acompañamiento musical navideño a cargo de un espontáneo “orfeón” de algunos mierconistas de buen gusto y mejor voz. Así llegamos de nuevo, ahora para comer, al lugar donde habíamos tomado el tentempié del mediodía. No encontramos sitio mejor. Durante la comida no falta el Muriel y las informaciones necesarias del guardián del espíritu mierconista acerca de la próxima jornada en la que celebraremos la tradicional comida navideña precedida de un ligero paseo.





Tras la comida, los complementos habituales y algunos extraordinarios que disfrutamos unos minutos. El frío y a humedad aprietan y hay que moverse pronto. Ahí queda una pequeña foto artístico-anecdótica de la jornada en el lugar de comida.

Durante gran parte de lo que queda de bajada nos acompaña una densa niebla que aporta un toque de belleza al paisaje. También alguna molestia.



La jornada toca a su fin. Nos despedimos echando de menos a los que no han podido venir. Esperamos reunirnos todos el próximo miércoles.


2 comentarios:

  1. Extraordinaria crónica de este señor, paisano de don Ramón María, don Álvaro, don Gonzalo, don Camilo José, o doña Rosalía o doña Emilia, por citar algunos. Todo se contagia y, a veces, para bien.

    La parte fotográfica es digna de la inefable agencia Magnum.

    ¡Vamos! ¡Cuanto talento, Señor!

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  2. Bonita excursión que hemos podido disfrutar gracias al buceo de Rodrigo en las profundidades de su fondo de excursiones. Después de cientos de excursiones aún se encuentra alguna perlita escondida como ésta.

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