Crónica remitida por Salva (texto e ilustraciones del autor)
Martes 26 febrero
Con buen tiempo partimos rumbo a Levante. El poderoso Toyota devora los kilómetros y en Xinorlet, una pedanía de Monóvar, nos sentamos en el lujoso restaurante Elías. Allí, entre otras cosillas, devoramos una Paella de Conejo y Caracoles que no se la salta un gitano moscovita. Turbados por los manjares ingeridos reanudamos la marcha. Nos vemos obligados a dejar las cómodas autovías y adentrarnos en carretas repletas de curvas y contracurvas. Pasamos por Benilloba, luego por Benimantell y, finalmente, arribamos a Guadarest. El Hotel Trestallador (literalmente El Distribuidor de Agua) está en la ladera de un cerro. Hace un frío que pela: 2º C. Afortunadamente han encendido los radiadores de nuestras habitaciones. Nos instalamos y bajamos a Guaderest. Ni un alma. Joaquín sentencia: “- Estamos en lo más hondo de la temporada baja”. Braulio, según nos cuenta, ha estado viviendo en este pueblo aunque se niega rotundamente a relatarnos los motivos de tamaña felonía.
Regreso al hotel. El cielo está completamente despejado. Cervecita, charla, lectura… De la cena hay que destacar unas croquetas incomibles, una ensalada estimable y una “olleta” muy en su punto. A las once nos vamos a la cama con la conciencia tranquila.
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La primavera pugna con el tiempo invernal |
Miércoles 27 febrero
¡Allí están! Nuestro camaradas alicantinos nos esperan con la sonrisa prendida en los labios. Los dos Eduardos, Vicente y Richard (escocés de la mismísima Escocia) nos abrazan con todo cariño. Nosotros no nos quedamos atrás en cuanto muestras de afecto.
Todas las opciones |
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Hacia la cumbre |
Braulio, el promotor de la expedición |
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No están todos los que son |
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El "pozo de nieve" |
El descenso hasta el collado se convierte en una pesadilla: los guijarros redondeados esparcidos por alguna bruja malvada sobre el camino hacen que estemos permanentemente a punto de dar con nuestros viejos huesos en el suelo. Crispados, en tensión, maldiciendo al Hércules y preguntándonos como puede ser Alicante “la mellor terreta del mon” perdemos altura como buenamente podemos.
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Joaquín descendiendo, con aplomo y elegancia, la pedrera del Pic del Pla de la Casa |
Montamos en los dos 4X4 y nos vamos a la Venta Nadal en la carretera de Alcoy a Benilloba. ¡Qué comida más satisfactoria! A destacar: una deliciosa sobreasada a la plancha, una ensalada con unos tomates dignos de los banquetes celestiales, unos sabrosos medallones de cordero a la brasa, un arroz caldoso con carne reconfortante y poderoso…
Ha llegado el momento de la despedida: besos, abrazos y promesas de amor eterno. Nos veremos en Madrid los días 16, 17 y 18 de abril. Esta circunstancia alivia el dolor de nuestros encallecidos corazones.
Regresamos al hotel. Ducha caliente. Bajamos al comedor y charlamos de todo lo divino y lo humano mientras la rubia cerveza acaricia nuestro seco gaznate. A las diez, obligados por el tremendo desgaste a que hemos sometido a nuestros cuerpos, cenamos. El que esto escribe compartió una ensalada con Víctor y se metió entre pecho y espalda dos platos rebosantes de “olleta”. Ebrios del deber cumplido nos fuimos a la cama.
Jueves 28 febrero
Las ruedas patinan sobre el hielo y Braulio, sereno y animoso a pesar del peligro, mete la reductora y descendemos lentamente hasta Guadarest. Un par de turismos están en la cuneta incapaces de moverse. Afortunadamente hay alguna huella sobre el asfalto y avanzamos con total seguridad mientras Braulio nos relata unas historias de incierto final e improbable planteamiento. La escena es desoladora: diez o doce coches están inmovilizados sobre la carretera sin poder avanzar. Sigue granizando y la niebla emborrona el entorno. ¡Y pensar que estamos a treinta kilómetros de Benidorm y a menos de veinte en línea recta del Mediterráneo!
Perdemos altura y el asfalto se va librando de la capa de granizo que lo cubre. Finalmente, cerca ya de Benidorm, la lluvia hace su aparición y desaparecen nuestros problemas. Seguimos en dirección Alicante y tomamos la autovía hacia Madrid. Según ascendemos la lluvia se torna en nieve. Paramos en Almansa para reconfortarnos con unos bocatas de salchichas mientras cae una nevada de padre y muy señor mío. El campo está teñido de blanco como si se tratase de la taiga siberiana.
Última etapa: lluvia, nieve, granizo… Llegamos Madrid a primera hora de la tarde. Nos estrechamos la mano jurando que el próximo miércoles regresaremos a la montaña.
Me alegra el éxito de la salida alicantina y que los expedicionarios estén de vuelta sanos y salvos. Agradezco la expresiva y puntual crónica de Salva, que nos permite a los ausentes hacernos una cumplida idea de lo sucedido, y envío un abrazo a los amigos alicantinos, incluyendo a Richard el escocés, al que dedico, cariñosamente, estas estrofas:
ResponderEliminarFar off in sunlit places,
Sad are the Scottish faces,
Yearning to feel the kiss
Of sweet Scottish rain
Y como comentario propiamente dicho, añado que me parece sobreabunda la descripción gastronómica y falta el necesario subrayado de imagen. Así que animo al autor a que nos provea de algún apunte de su diestra mano (diestra en el sentido de destreza, ya que Salva dibuja con la izquierda).
Salva, una duda me corroe. ¿El texto es otra de tus novelas o ha ocurrido de verdad? La narración es excelente y prolija, pero me recuerda mucho la descripción de los peregrinos perseguidos por la Santa Inquisición.
EliminarGracias por deleitarnos con tu excelente verbo, pero como bien decía Séneca y Paco, una imagen ayuda pero mejor si son media docena.
A partir de ahora tendremos un problema con los expedicionarios porque cualquier excursión que se proponga os parecerá para blandengues. Antonio, ¡tiembla!
Salva' que bonita excursi,on. Que compañerismo ante los infortunios climatol,ogicos! Cuano yo sea mayor, tambi'en voy a ir para hacer bolas de hielo y darte en la cocorota (pero con mucho cariño, eh? )
ResponderEliminarBueno ahora en serio, que me alegra mucho que hicierais semicumbre, tio.
UN ABRAZO A TODOS LOS ESFORZADOS EXPEDICIONRIOS.
Antonio
Con las fotos gana mucho. Sobre todo, pierde el tono tenebrista de la narración. Ha quedado lista para el cuadro de honor de los mierconistas.
ResponderEliminarIgnacio