Anotaciones complementarias a la crónica de Salva
Querido Rodrigo:
No quería dejar de ilustrar - como el trabajo infantil de colorear - la cumplida crónica de esta salida al monte.

1. "Los mierconistas giran a su izquierda y caminan con su alegría habitual por una pista de tierra". De allí, recuerdo una muy ilustradora y estimulante conversación con Antonio acerca de diversos hallazgos gastronómicos, en especial el de un fiambre de manitas de cerdo, el de un acompañamiento poco habitual para las alcachofas y el de una lograda menestra de verduras. Le rogaré, más adelante y con libreta de apuntes en la mano, que me refresque la memoria. ¿Augurio de la distinción que se le otorgó en la comida?
2. Siento no recordar quién de entre los mierconistas hizo alarde de fantasía comparando la silueta de unas imponentes rocas que flanqueamos con la de un castillo, quizá con el de Manzanares el Real. Y es que estos paseos estimulan las ensoñaciones más candorosas, lejos de tanto pensamiento mundano y frívolo o amarga cavilación sobre los tiempos que corren.
3. "Para amenizar la subida nos dedicamos a saltar tapias una y otra vez". El ejercicio de saltar tapias es más peligroso que muchos pasos de escalada en la cara norte del Eiger, y es que las paredes de "piedra seca" así llamadas, tienen una tradicional tendencia a desmoronarse al paso de hombres y bestias dando lugar a "portillos", que tanto perjudican a los ganaderos, y a dejar caer sobre los pies del transgresor enormes meños o pedruscos, con grave riesgo de inflamación del dedo gordo. El caso es que la obediencia de los mierconistas a las rígidas indicaciones del gps o "astrolabio equinoccial geomórfico" provoca este tipo de resabios mecánicos que obligan a rectificar la rutas dos metros más a la izquierda o tres metros más a estribor, por miedo al extravío y acabar dando con los huesos en Socuéllamos en lugar de arribar a Burguillo del Arzobispo tal y como estaba previsto. Hay que señalar, sin embargo, que el paso o salto de paredes da lugar a situaciones propicias al ejercicio de la sincera camaradería, manifestado en ofrecimientos de manos y apoyos o indicaciones como "pon aquí el pie" o "cuidado con esa piedra, que se mueve". Así la cohesión del grupo crece y se suscitan sentimientos de autosatisfacción tipo boy scout con los que regresar felices a las asperezas de la vida cotidiana.
4. Conforme la subida progresa por "la mansa arista", la vista de la sierra, con la Pedriza en primer término, se agranda y permite valorar en su justa medida la sabia elección hecha por Salva de nuestro destino de hoy: aquí luce el sol y allí se desploman enormes nubes preñadas de temporales, ventiscas y aguaceros. Las miradas de los mierconistas, cuando se apartan brevemente del lugar en que posar el próximo paso, se recrean en las bellezas de las cumbres lejanas, de la base de las FAMET o del centro penitenciario de Soto del Real, que ya se sabe que hay gustos para todo..
5. "¡Ya vemos la cumbre!". La cumbre del cerro de san Pedro se compone de una cumbre propiamente dicha, habitual en la mayor parte de los montes, un torreón o torre de señales, un hito cilíndrico que señala la localización de un vértice geodésico y una antena de telecomunicaciones. Todo lo cual a mí me parece excesivo mobiliario para una cumbre.¡Servidumbres de la civilización!

7. Algo que los miembros del grupo se perdieron, excepción hecha de Joaquín y del que esto suscribe, fue la arqueta que contiene el libro de firmas de la cumbre. En perfecto estado de conservación, indica en su cubierta "Una vez terminado, entregar en la sede de la A.C. ... ilegible...San Pedro, C/ Alférez Palacios nº ¿4?- C. Viejo - Madrid-". Como todavía quedan bastantes páginas en blanco, nosotros dejamos constancia para la posteridad de nuestra visita, con los nombres de nuestro grupo y de cada uno de sus componentes.
8. Ignacio, oportunamente, se encargó de señalar el ambiente tibetano de la cumbre del cerro de San Pedro creado por un remedo de las banderas de oración tan típicas del Himalaya, atado a los restos de un alambre de espinos y desgarrado y deshilachado por el viento. Bienvenido sea el detalle, en todo caso de mejor índole e intención que el alambre que lo sustenta, inútil estorbo en un lugar solamente propicio para elevar la mirada al cielo.
9. Magnífica presencia la de las montañas y también magnífica la del trazado de la línea del AVE entre los túneles de San Pedro y de Guadarrama. Omito consideraciones económico - políticas y sobre la utilidad - conveniencia - oportunidad de la obra. Solamente destaco la importancia del empeño, la capacidad humana para acometer tales empresas, la competencia de los ingenieros que la concibieron y llevaron a término. A mí, es que esto de la ingeniería me emociona. Los que me conocen lo saben.
Desde este punto hasta el final del recorrido, lo de "el viento nos azota", "Jesús, María y José, ¡qué ventarrón" y "un huracán nos golpea de frente arrojándonos a la cara polvo, arena e incluso algunas piedrecillas".
De nuevo me ha fallado el vídeo de la cámara; tendré que mirarlo mejor. Si no, se hubiese visto a algunos mierconistas trastabillando, tropezando, titubeando, incluido el escribidor, tal era la fuerza del viento. Destaco que el grupo se detuvo para esperar a los que, por culpa del libro de la cima, se habían retrasado.

Como siempre, un fuerte abrazo.
PD. Estuvimos en el cerro, Antonio, Braulio, Gonzalo, Ignacio, José Luis de A., José Luis H., Pedro, Rafa, Salva y el que suscribe.
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